Estado, sociedad y esfera p�blica
Estado, sociedad y esfera pública
Desde la perspectiva de las ciencias sociales, en Colombia no
abundan los estudios concretos sobre el Estado y su
evolución histórica, y menos de éste en
relación con la sociedad y las esferas privada y
pública (el mundo de la vida habermasiano). Predomina el
sociocentrismo, y para los autores nacionales la evolución
del Estado ?de la 'variable' Estado, de Nettl- quizá sea
una asignatura pendiente de la comunidad de los analistas, aun
después de la ola sociopolítica e histórica
de la década de los ochenta en la academia dell norte, del
bringing the state back in, a la que se sumaron otras
tendencias teóricas (neomarxianos, foucoultianos,
feministas, neoestatistas y otros, como los de la escuela
británica del discourse analysis y los
teóricos del Estado sin Estado)8,
o en la más reciente pregunta de Peter Evans: ¿El
eclipse del Estado? 9.
La sociedad civil en el sentido histórico
eurocéntrico no ha podido ser claramente identificada en
el caso colombiano, pero un cierto sustituto para la defensa de
las dominaciones fueron las oposiciones políticas (de las
facciones en 1821-47: de los partidos antes del inicio de su
actual colusión, es decir, durante la referida centuria
conflictiva) que dispusieron de un entorno muy importante para la
controversia y las reclamaciones: la esfera pública. El
politólogo Javier Sanín, S.J. escribe: "No se
construye sociedad civil sin ciudadanos actuantes, responsables y
con liderazgo. Lo que antes se hacía a través de
partidos políticos hoy es difícil de realizar por
la crisis de las organizacioenes partidistas"10
Con la cartelización frentenacionalista no sólo
termina ese sustituto imperfecto de "sociedad civil" segmentada,
de las dos subculturas político-religiosas, sino que, sin
desaparecer del todo, declinó fuertemente la esfera
pública, un escenario de despliegue de conocimientos,
cultura y lucha ideológica entre dos cosmovisiones, que se
inició a fines del siglo XVIII con la generación
precursora y se prolongó hasta el comienzo del Frente
Nacional (con sólo un corto período en que el
autoritarismo suprimió ltajantemente dicha esfera
pública, en 1885-1904, y el Quinquenio durante el cual, el
liberalismo derrotado en la guerra dejó de ser opositor al
aceptar la colaboración administrfativa con Reyes).
En el presente, entre los "intelectuales públicos"
(Posner) sociocentristas cabría mencionar, a guisa
de ejemplo, a los distinguidos académicos Marco
Palacios11 y Jorge Garay12; en el intermedio, en la línea
"estratégica-relacional" de Jessop y de Bertramsen y
otros13, a Francisco Leal Buitrago y
Miguel Ángel Herrera14; en la
exploración estadocentrista, a los politólogos
Pedro Santana, Ricardo García Duarte, Sneider Rivera15 y otros, y de modo más directo y
holístico, a los neohobbesianos María Teresa Uribe
de Hincapié16 y Mauricio
García Villegas17.
De los nuevos marcos de referencia teóricos para los
estudios empíricos e históricos sobre el Estado, la
sociedad y la esfera pública en el país,
podrían derivarse múltiples hipótesis, de
las cuales dos han sido mencionadas por varios autores: una es la
de que en la contemporaneidad, Colombia tiene un Estado
débil, pero también una sociedad civil
débil18 , y otra más
bizarra, la de que Colombia sea un Estado sin Estado y sin
sociedad civil (o con referencia al último concepto, como
mera población, masa o la "multitud" a la que alude Miguel
Ángel Herrera Zgaib en la estela de Spinoza, Hardt-Negri y
Virolo).
En un ensayo de María Teresa Uribe de Hincapié
se lee:
Los estados de guerra prolongados, no sólo mantienen en
vilo la soberanía estatal sino que han permitido la
conformación de órdenes fácticos plurales
donde se han establecido, a lo largo del tiempo, verdaderos
poderes alternativos que mantienen, en los territorios por ellos
controlados, el mando supremo, la capacidad de tomar la
decisión soberana [...Hay también] estrategias
gubernamentales plurales que combinan todas las formas de guerra,
desde la convencional a través del ejército regular
hasta las acciones ilegales y las operaciones encubiertas. 19
Y en esta tendencia, o similar, Mauricio García
Villegas escribe:
En Colombia la violencia ha ido creciendo a la par con los
aparatos represivos del Estado, y de manera específica con
el estado de excepción [...] El derecho de
excepción es una especie de espejo de la realidad.
Describe y analiza con agudeza todas las manifestaciones del
delito, mientras éste se reproduce y recrea por doquier
[...]
Durante el Frente Nacional [...] la debilidad
hegemónica no permitía la construcción de un
Estado abierto y participativo pero, al mismo tiempo, la
centralidad del derecho no abría la posibilidad, por lo
menos simbólica, de cambio social, justicia y
participación política [...] El contrato social
simbólico restringido parece haber agotado su eficacia
política en la medida en que [...] este contrato
sobrevuela por encima de una sociedad en gran medida
descontractualizada... 20
|