CRISIS PARLAMENTARIAS EN TRES COYUNTURAS EN EL SIGLO XX COLOMBIANO
CRISIS PARLAMENTARIAS EN TRES COYUNTURAS EN EL SIGLO XX
COLOMBIANO
Colombia es uno de los países del mundo que ha
realizado mayor cantidad de actos eleccionarios, en buena parte
fraudulentos, especialmente durante los regímenes
hegemónicos como el liberal de los radicales y el
conservador de la Regeneración y de la hegemonía.
Históricamente cada dos años se votaba en todo el
país, y durante un largo periodo (1913-45), en tres fechas
separadas un mismo año (por cierto, en años impares
ininterrumpidamente), se cumplieron en todo el territorio
nacional las elecciones para Cámara, asambleas y concejos
(1913-35), y entre 1937 y 1945 en dos fechas de cada año
impar, así: en febrero (primer domingo) para dos
corporaciones (Cámara y asambleas), y en octubre (primer
domingo) para concejos municipales.
No obstante, sin que vayamos a cometer el error de postular
una teoría cíclica, fueron mediando intervalos de
medio siglo en el curso de la centuria pasada cuando el
parlamento padeció su crisis en tres coyunturas, a saber:
(i) la de albores del siglo, (ii) la del medio siglo y /iii) la
del fin de siglo.
La crisis del 1900
En la crisis parlamentaria del primer decenio del 1900
convergen dos procesos: (i) el de la Guerra de los Mil
Días (1899-1902), trienio en el que en razón del
Estado de sitio y de las operaciones bélicas no fue
posible convocar y realizar las elecciones previstas para 1900
(para Cámara y asambleas departamentales), así como
las de 1902 (para asambleas, que a su vez elegían a una
tercera parte de los senadores), y (ii) el conflicto entre el
presidente Rafael Reyes con sus copartidarios conservadores del
Congreso homogéneo elegido en 1904 (para el periodo
1904-08) que sólo tuvo una duración de seis meses,
entre julio y diciembre de 1904, cuando fue clausurado al ser
convocada por Reyes la Asamblea Constituyente y Legislativa.
Previamente, antes de la elección y posesión de
Reyes, hubo elecciones en 1903 (8 de marzo) para asambleas y para
Cámara, pero en este caso para un periodo especial de un
año (del 1 de julio de 1903 al 19 de julio de 1904), en
correspondencia con el periodo institucional cuatrienal 1900-04
en cuyos tres primeros años no hubo reunión del
Congreso. Poco antes del comienzo de la guerra se hicieron
elecciones en diciembre de 1897 para electores presidenciales y
en abril de 1898 para asambleas departamentales.
Los subsiguientes comicios para Cámara (periodo
1904-08) y para asambleas y concejos (para dos años)
fueron realizados en mayo de 1904; pero el Congreso elegido en
esta fecha sesionó durante poco tiempo, y el país
llegó a tener un vacío de parlamento ordinario de
seis años (durante todo el Quinquenio de Reyes y un
año más al comienzo del periodo republicano) al ser
sustituido por Reyes en 1904 por una Asamblea constituyente y
legislativa de bolsillo, y luego de su caída en 1909,
remplazada por una histórica Asamblea Nacional que hizo
las célebres reformas institucionales de 1910.
El Congreso de 1904 sesionó a partir del 20 de julio
(en ordinarias) y más tarde en sesiones extraordinarias
hasta el 12 de diciembre del mismo año, cuando se
desintegró el quórum sin aprobarle al presidente
Rafael Reyes el presupuesto de la nación ni las facultades
solicitadas. Ante tal decisión colectiva de la clase
política conservadora antirreyista, éste
decretó su disolución y convocó (mediante
Decreto legislativo 9) una Asamblea Nacional integrada por tres
diputados nombrados por cada departamento (ya eran ocho), la cual
se instaló el 15 de marzo de 1905 (posteriormente
convocada por Reyes durante cortos lapsos, en varias
oportunidades) y expidió numerosos actos reformatorios de
la Constitución y nuevas leyes, pues además de
funciones constituyentes, asumió las legislativas durante
el Quinquenio.
Tras la caída del líder autoritario, el primer
Congreso posreyista fue elegido el 30 de mayo de 1909 y se
instaló el 20 de julio con mayoría de la
Unión Republicana, que dictó importantes normas
constitucionales y legislativas. Prontamente, sin embargo, le
sucede la Asamblea Nacional de Colombia, que sesiona entre julio
y noviembre de 1910, elige presidente de la República a
Carlos E. Restrepo (1910-14) y realiza trascendentales reformas
sobre organización del Estado y del sistema electoral. En
1911 se reanudan las elecciones ordinarias así: el 5 de
febrero para consejos y asambleas, y el 25 de mayo del mismo
año, para Cámara de Representantes, por primera vez
con el nuevo sistema electoral del voto limitado o de lista
incompleta.
La crisis del medio siglo
Como consecuencia del periodo de la violencia política
(la fuerte arremetida de los conservadores y del gobierno contra
el liberalismo, iniciada en 1946 y prolongada aparentemente hasta
el 13 de junio de 1953), el país estuvo sin Congreso
legítimo durante más de ocho años.
Fue disuelto en noviembre de 1949 por el presidente Ospina
Pérez y no volvería a reanudarse hasta el 20 de
julio de 1958. Bajo la dictadura civil de
Ospina-Urdaneta-Gómez (1949-53) se hicieron elecciones
antidemocráticas y fraudulentas, con total ausencia del
partido mayoritario: (a) en 1950 para 'elegir' presidente a
Gómez, y a continuación (b) otras elecciones
monopartidarias para corporaciones públicas (en septiembre
de 1951 y en marzo de 1953). En junio siguiente advino la
dictadura de Rojas, un cuatrienio en el que no hubo comicios para
corporaciones, aun cuando sí tenía vigencia legal
la recién conformada Asamblea Constituyente de bolsillo,
nombrada por Urdaneta, y cuyos miembros -casi todos
conservadores? en su mayoría desertaron hacia el rojismo.
Por último, tras la caída de Rojas, las
élites bipartidistas reconciliadas convocan el plebiscito
constitucional de 1957, que dará origen al Frente
Nacional.
La crisis de fin de siglo
El parlamento ha venido atravesando una seria crisis de
legitimidad, de autoridad y de representación. Se
pretendió reformarlo en la Carta de 1991, que
decretó en ese año la revocatoria del que
había sido elegido para el periodo 1990-94, y se
convocó a nuevas elecciones, en las que con la palanca de
los auxilios parlamentarios fue reelegida la gran mayoría
de los congresistas cuyo mandato acababa de ser revocado.
En nombre de la democracia participativa, la
Constitución creó un sistema electoral permisivo de
la inscripción ilimitada de listas, sin la barrera legal o
umbral que en otros países de baja institucionalidad
partidaria, impide o morigera la atomización y el
personalismo de los candidatos a las corporaciones
públicas. Según las encuestas y los comentarios
editoriales de los medios impresos, el desprestigio del Congreso
en la era del bipartidismo cartelizado, ha sido y continúa
siendo muy elevado.
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