El vac�o de competitividad
El vacío de competitividad
En la investigación se ha podido constatar que el
proceso político colombiano ha carecido de
competitividad, por haber pasado de una relación
interpartidaria muy conflictiva, e incluso beligerante
(1848-1903), a una menos agresiva entre 1904-29, y de nuevo
demasiado conflictiva en el lapso 1934-53 (con fuerte violencia
entre 1946-53) a otra de convergencia ?primero
constitucionalizada en 1957, y luego por acuerdo tácito en
el posFrente Nacional- para la más cómoda
depredación patrimonialista del Estado por parte de la
clase política de ambos partidos tradicionales
(1958-2002). En este último periodo las élites,
primero, y la clase política, luego, renuncian a
adoptar el sistema mayoritario de gobierno y oposición;
pero no por ello llegó a conformarse un sistema
político de consenso social (en la dicotomía
lijphartiana de Westminster-consociatividad) ya que en el
informal convenio depredador de los bienes públicos, la
clase política no alcanza a representar más que a
una proporción minoritaria de la nación colombiana
y, sobre todo, a sí misma.
En la carencia absoluta de competitividad se
advierte:
- Que la sucesión histórica de regímenes
autoritarios y hegemonías duras ha impedido la
formación de un espacio en el que los adversarios
políticos tengan igualdad de oportunidades para hacer
campañas, y que la voluntad de los sufragantes no sea
desvirtuada mediante las numerosas modalidades de fraudes que han
sido la constante histórica, sobre todo a partir de la
segunda mitad del siglo XIX (pues las elecciones fueron menos
insinceras en el periodo prepartidista de la Nueva Granada, el de
la competencia más o menos deferente entre facciones, como
lo reconoció David Bushnell). 3
- En el Frente Nacional y en el posFrente, si bien cesó
el belicismo interpartidario, el objetivo ideal de constituir una
democracia competitiva, incluso de un multipartidismo
moderado (en la tipología sartoriana) se
frustró totalmente, porque el elitismo oligárquico,
que controlaba a los partidos de un modo polite, fue
sustituido por una clase política bipartidista,
cuyo comportamiento colusivo del tipo cartel-party originó
el régimen patrimonialista exacerbado en los
últimos 32 años (1970-2002), que no cesó en
la actual fase posconstitucional de 1991 con la apertura hacia el
intercambio generalizado (noción citada por von
Beyme en su obra sobre élites y clase política). La
colusión interpartidaria no es un fenómeno
exclusivo de Colombia y ha sido teorizado recientemente por este
autor4 y por los mencionados (Katz and
Mair, 1995; Katz, 1999; Bartolini, 1999-2000).
Umbral (1937-49)
Un lustro después de haberse iniciado el sistema
proporcional (fórmula Hare de cociente natural y mayores
restos), en 1937 empezó a regir el umbral de un 50% de
dicho cociente, como cláusula de exclusión de
listas con votación equivalente inferior a dicha barrera,
y desde 1946 las votaciones por listas inferiores al mismo tipo
de umbral, en vez de seguir siendo eliminadas o descartadas del
escrutinio final, debían ser acumuladas en la
circunscripción a la lista mayoritaria del mismo partido,
antes del siguiente paso definitivo en el escrutinio para
adjudicar los escaños entre las listas que superaron la
barrera.
Esta importante restricción ?el umbral que
impidió la subdivisión excesiva de los partidos
tradicionales, y a la vez la formación y desarrollo de un
tercer partido? fue aplicada, mientras estuvo vigente, en todas
las elecciones directas para representantes a la Cámara,
diputados a las asambleas departamentales y concejales de los
municipios. (más adelante se informará en detalle
sobre la práctica del umbral o cláusula de
exclusión).
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