�La participaci�n electoral m�s baja de la historia chilena?
Entrevista a Marta Lagos, directora de la consultora MORI en Chile y coordinadora del Latinobar�metro
[14 de Diciembre de 2001]
Algo que se observa sobre las elecciones parlamentarias de este domingo en Chile, es que la campaña se parece mucho a la
presidencial...
Efectivamente, una de las cosas que está sucediendo aquí, es que los electores tienen un poco confusa la película: no saben
bien si están eligiendo al candidato presidencial para el 2005, o un parlamento, lo que es lamentable porque yo creo que no refuerza ni los
valores de la democracia ni sus instituciones. Especialmente el parlamento, que hoy en día es una de las instituciones que menos
valoración y legitimidad tienen por parte de la población.
¿Cómo son las tendencias según los datos que maneja MORI?
Las tendencias hoy dicen que la elección parlamentaria puede dar al gobierno una mayoría absoluta, algo más del 50% de los
votos, y a la oposición un porcentaje cercano, levemente superior al que obtuvo en la municipal, con alrededor de un 43 o 44%. Es decir, el
gobierno disminuiría en 1 punto, o algo más de un punto, si le fuera muy mal disminuiría dos puntos y la oposición
podría ganar 1 ó 2 puntos. Esa es la magnitud del cambio que está hoy en juego en esta elección. No es un cambio de
blanco a negro, es un cambio lento.
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Marta Lagos (MORI-Chile): "En la elecci�n parlamentaria el gobierno obtendr�a algo m�s
del 50% de los votos, y la oposici�n un 43 o 44%" |
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¿Cómo quedaría la composición del Senado, según estos números?
Manejando estos números, el gobierno podría todavía retener la mayoría más uno de los diputados del
parlamento, y podría todavía mantener la mayoría más uno de los senadores. Ahora, de acuerdo a la ley chilena y de
acuerdo a la Constitución que hizo el general Pinochet en el año 80, esas mayorías simples no son suficientes para las
reformas que ha planteado el programa de gobierno. Esto quiere decir que, si bien el gobierno probablemente va a perder algunos parlamentarios, la
pérdida no le quita la mayoría ni tampoco le entrega el poder que se necesita, que son mayorías calificadas, según la
Constitución, donde en muchos casos se necesitan el 66% de los votos de ambas cámaras para pasar a una reforma. La
Concertación de Partidos por la Democracia, que hizo la transición, no ha tenido en ningún momento de los diez años del
gobierno esa mayoría tan holgada.
Desde el punto de vista comunicacional, para el gobierno es casi bueno que se produzca esta disminución de parlamentarios. Esta misma
dificultad que tiene, y que va a tener, para las reformas y para pasar leyes, las ha tenido a lo largo de toda esta década. Pero la
percepción ciudadana y la percepción internacional que había, era que los gobiernos de la Concertación tenían
una mayoría holgada, pese a la existencia de los senadores designados y de las mayorías calificadas que impedían pasar estas
reformas. Entonces, creo que políticamente el gobierno se va a beneficiar porque la gente va a tener muy claro que sus mayorías son
muy estrechas, y por lo tanto no tiene "el poder para". El tema es que nunca lo ha tenido, y en Chile todas las reformas que se han hecho se han
logrado con los votos de la oposición. Aquí no es posible basar una reforma o hacer una modificación sustancial que permita un
cambio en cualquier sentido (políticas públicas, educación, salud, vivienda o impuestos) sin la venia de la oposición.
Entonces, todas las reformas que se han hecho a lo largo de la década han sido con negociaciones con la oposición y con los votos
necesarios que requiere la Constitución para ello. Es por eso que se han hecho tan pocas reformas...
¿Cómo percibe la opinión pública el tema de la reforma electoral?
No existe una "opinión pública" sobre el sistema binominal, aunque si hay una reacción del elector que termina
alejándose de la política debido al hecho que la ley binominal "elige" al candidato en la mesa de negociaciones de los partidos. De
acuerdo a la cantidad de votantes que hay en una región o en un distrito determinado, el partido sabe que ese escaño está de
alguna manera asegurado.
Por lo tanto al nominar al candidato, de alguna forma están nominando al representante, y esa distorsión que produce la ley
binominal de alguna forma es percibida por el elector como una trampa, una falta de capacidad de elegir. Y el elector se va para la casa, no vota y
se produce la abstención. No es que el elector tenga una conceptualización intelectual de cuál es la ley mejor: lo que
sí sabe es que esa ley no le permite elegir en una competencia directa, como en un sistema más proporcional, que le permitiría
elegir mejor entre los partidos. Un a competencia más democrática, más transparente. Es un efecto indirecto el que tiene la
ley electoral sobre el comportamiento electoral. En la última elección parlamentaria sólo votaron 6 de cada 10 chilenos
válidamente. Lo más probable es que esa cantidad disminuya aún más y que en esta elección sean solamente 5 de
cada 10, es decir, aproximadamente la mitad del electorado no va a participar. Y eso es, en parte, el resultado del sistema binominal, porque en
muchos lugares ya se sabe quiénes son los representantes y los electores no ven posibilidad de que eso cambie.
El 50% es un porcentaje de participación muy bajo....
Es probable que tengamos un porcentaje histórico de no participación electoral. Cabe aclarar que yo estoy sumando en ese 50% a
quienes no van a emitir un voto válido, a los que no están inscriptos, las abstenciones, los nulos y los blancos, porque la ley
chilena reconoce solamente los votos válidamente emitidos. Es decir, aquel que marcó su preferencia en forma limpia a favor de una
persona.
¿Podría hacernos un análisis sociológico de la participación electoral? ¿Cómo votan los
más jóvenes; las mujeres y los hombres?
Suelen darse explicaciones simples y erróneas en este tema. Aquí se dice que la no participación electoral es culpa de los
jóvenes, cuando claramente esto involucra a todos los estratos de la sociedad. Nosotros podemos identificar, a través de las
encuestas, distintos segmentos, identificamos al grupo de los jóvenes, que son cada día menos importantes porque pesan menos en el
total (aumentan a razón de 100 mil jóvenes por año y se inscriben alrededor de 40 mil). Pero además existe la no
inscripción de gente que ya no tiene 18 años sino 32, y además existe la no participación de la generación que
vivió la democracia en Chile (lo que yo llamo la Primera República, previa al golpe de estado de 1973) que está desilusionada
de esta "semi-democracia". Entonces existen dos razones para salir del sistema y no votar: uno es estar desilusionado con la democracia, y la otra
es estarlo desilusionado con el sistema electoral, que no permite una participación competitiva. También aquí el motivo de la
no participación es muy específico y una gran parte de los que votan nulo hoy, que se abstienen o no se inscriben, lo hace porque
considera que la Constitución de Pinochet no es democrática y entonces castiga a la Concertación por no haber sabido hacer las
reformas necesarias para llegar a hacer una Constitución plenamente democrática.
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