Am�rica Central y el Caribe
América Central y el Caribe
En América Central y el Caribe contamos con la presencia permanente de Costa Rica, un valor seguro en términos bolsísticos, y también de la República Dominicana, que resolvió sus elecciones presidenciales
del 16 de mayo con muestras evidentes de madurez política y con una gran asistencia a las urnas, el 76,14%, la segunda en importancia desde las elecciones presidenciales de 1978. Pese a todas las críticas que se le pueden formular por
los más variados motivos, lo cierto es que en esa ocasión el Sr. Balaguer demostró ser un hombre de Estado al reconocer el triunfo del candidato Hipólito Mejía, del social demócrata Partido de la
Liberación Dominicano (PRD), lo que evitó la convocatoria de una segunda vuelta y sobre todo, de los efectos desestabilizadores que ésta hubiera tenido. De este modo, el PRD retornó al poder, del que había sido
desplazado por el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) en 1986. Mejía se impuso por bastante margen a Danilo Medina, el candidato del entonces oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Mejía obtuvo un 49,9% de
los votos, frente al 24,8 de Medina y al 24,6 de Balaguer.
De forma simultánea a los estímulos que provoca la realidad dominicana, nos encontramos con los casos de Haití y Nicaragua, situados en el otro extremo de la escala, junto al incalificable modelo cubano, que no calza bajo
ningún concepto en cualquier tipología democrática. América Central aún se encuentra cicatrizando las heridas de los conflictos civiles ocurridos en Nicaragua, Guatemala y El Salvador. A los problemas heredados de
las guerras civiles hay que agregar los innumerables casos de corrupción en Nicaragua, patentemente reflejados en las recientes elecciones municipales y los serios problemas de orden público que se observan por doquier y de los cuales
la actual ola de secuestros es sólo la punta del iceberg.
En El Salvador, recientemente dolarizado, hubo elecciones legislativas y municipales el 12 de marzo. El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) obtuvo una importante victoria en ambas frente a la oficialista Alianza
Republicana Nacionalista (Arena). De un total de 84 escaños, el FMLN obtuvo 31 (tenía 27) y Arena 29, las mismas que en la legislatura anterior. A esto hay que agregar que el Frente ganó 70 de las 262 alcaldías en disputa,
entre ellas 8 de las 14 cabeceras de distrito.
En Nicaragua, que este año debe afrontar unas elecciones presidenciales clave, el Frente Sandinista de Liberación Nacional obtuvo un importante triunfo en los comicios municipales del 5 de noviembre. El sandinismo que, a diferencia
de 1996, acudió unido, ganó en la capital Managua, donde su candidato Herty Lewites logró una amplia mayoría, y también se impuso en un buen número de ciudades importantes del país. El gran derrotado
fue el gobernante Partido Liberal Constitucionalista (PLC), pese a haber conquistado 96 alcaldías frente a las 50 del sandinismo y algunos votos más. En realidad, fue más un voto de castigo al PLC por los numerosos casos de
corrupción que sacuden al gobierno del presidente Aleman, que un claro respaldo a un sandinismo bastante desprestigiado entre la población. Ahora todas son cábalas frente a la futura elección presidencial. Por una parte se
especula con la posibilidad de una coalición entre el PLC y el Partido Conservador, y por la otra con que Daniel Ortega no sea el candidato sandinista, debido a las fuertes resistencias que su dogmatismo e intransigencia despierta en sus
propias filas.
En el Caribe, Haití presenta un serio déficit de gobernabilidad. Las elecciones del 26 de noviembre, complemento de las elecciones al Senado de mayo, las ganó sin ninguna sorpresa el polémico ex presidente Aristide, con
más del 60% de los votos. Ya en las mismas cifras de participación se observa la magnitud del desencuentro con la oposición, una oposición sumamente dividida y que falta de cualquier expectativa decidió boicotear
los comicios. Mientras el gobierno aseguraba que votó un 60,5% de los inscritos, la oposición redujo sensiblemente dicha cantidad a sólo al 5%. De alguna manera, esta discrepancia confirma los temores de la Organización de
Estados Americanos que cuestionó los comicios por su "poca transparencia".
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