Aritmética política presidencial
Por Carlos F. Chamorro
Confidencial (http://www.confidencial.com.ni)
[7 de Diciembre de 2001] 1. El efecto “pacto”.
Después de las elecciones municipales del año pasado y a lo largo de la campaña presidencial, le llovieron críticas
a Arnoldo Aleman por haberle otorgado presuntas concesiones a Daniel Ortega que lo colocaban al borde de ganar la Presidencia. Sin embargo, el
balance de la elección indica que la táctica de Alemán de convertir al FSLN en su único adversario y polarizar la
elección, le dio amplios resultados. No funcionó hace un año en Managua, cuando Herty Lewites y el voto del “tercer
partido” (conservador) derrotaron al PLC. Pero eliminada la “Tercera Vía” y luego la opción Vidaurre, el camino de
Alemán quedó despejado para derrotar a Ortega con cualquier candidato que escogiera el PLC. El resultado esta a la vista: ganó
la estrategia del pacto.
2. Votación récord
Tanto el FSLN como el PLC superaron ampliamente sus votaciones históricas. El FSLN obtuvo 257,000 votos más que en las
presidenciales del 96 y con 922,000 votos superó con creces su votacion histótica de 1984 (740,000 votos). En realidad, esta era la
cifra que esperaba obtener el FSLN para ganar la elección presidencial, de no ser porque con más de 1,220,000 votos los liberales
también estuvieron muy por encima de su votacion historica de 1996, con 332 mil votos adicionales.
Esta vez no hubo otros partidos relevantes que compensaran la polarización del voto del FSLN y PLC, de manera que todo el bloque
antisandinista volvió a convocarse en contra de Daniel Ortega.
3. La mayoria antidanielista
En una elección con un Consejo Supremo Electoral poco creible y tras el desgaste provocado por el pacto y la corrupción del
gobierno saliente, se esperaba un nivel de abstención mayor al promedio histórico del 20%. Sin embargo, la verdadera sorpresa de esta
elección ha sido el desborde a las urnas, contabilizando 2,181,518 votos válidos. Una participación récord cuya
explicación amerita ser investigada. Por el momento, la explicación más plausible es que el votante no sandinista, incluso el
no votante típico, salió a votar para impedir la victoria de Daniel Ortega. Nuevamente, el caudillo sandinista, tiene la virtud de
convocar a una mayoría política electoral antisandinista. Mayoría que no es orgánica del PLC ni de otro partido, sino
que más bien responde al momento de polarización electoral.
Si el candidato del FSLN hubiera sido uno distinto a Ortega, no sabemos cuál habría sido el resultado. Lo que puede presumirse con
seguridad es que menos electores habrían salido de su casa a votar, al no tener la motivación de votar en contra de Ortega.
4. El futuro de Ortega
La derrota de Ortega ha sido reconocida con talante democrático, pero sin enseñar todavía una verdadera vocación de
renovación política. La reivindicación de la Convergencia Nacional y el efecto del voto del miedo, ha sido una salida elegante
para evitarle a Ortega y el FSLN la tarea de examinar las causas profundas de la derrota. Hace una década, en el primer congreso del FSLN,
en 1991, y luego, en 1994, se abortaron los vientos de renovación política en el FSLN, para encumbrar al danielismo.
Ortega primero se alió con los ortodoxos para purgar la renovación; irónicamente, ahora podría recurrir a la
Convergencia para quitarse de encima a la ortodoxia y la institucionalidad partidaria. Para las personalidades que forman la Convergencia, es sin
duda una oportunidad interesante, pero la lucha por la sucesión apenas está comenzando entre las fuerzas internas del FSLN. El
caudillo tiene asegurado un lugar en el proceso como el gran elector.
5. El principio de Bolaños
Para el presidente electo, Enrique Bolaños, la victoria abre las puertas para construir su propia base política que le permita
gobernar. Su situación es muy similar a la del presidente Portillo en Guatemala, que fue llevado al poder por el partido y el liderazgo del
general Ríos Montt, que ahora preside el Congreso. Su principal competencia y potencial obstáculo radica en sus propias filas: el
nuevo Congreso controlado por Alemán es el eje político dominante del PLC. La encrucijada apunta en dos direcciones:
- Acomodarse a los dictados de Alemán, apostando al antisandismo común, a costa de la modernización democrática y la
lucha contra la corrupción.
- Negociar con sectores democráticos del PLC y el FSLN, apoyándose en la sociedad civil, para construir su propia base
democrática de apoyo.
No sabemos cuál camino adoptará, pero el desenlace que menos le conviene es uno que conduzca a la alianza Alemán-Ortega en
la Asamblea
Votos Válidos Obtenidos (1990-2001) |
1990 |
1996 |
2000 |
2001 |
FSLN |
580,000 40.83% |
665,142 37.84% |
617,000 40.30% |
922,436 42.28% |
UNO |
777,606 54.74% |
- |
- |
- |
PLC |
- |
896.289 50.99% |
636,817 41.56% |
1,228,412 56.31% |
OTROS |
- |
196,344 11.17% |
277,277 18.10% |
30,670 1.41% |
Diferencia de votos Elección presidencial 2001-1996 |
PLC: + 332,123 |
FSLN: + 257,294 |
Fuente: Consejo Supremo Electoral |
Más información sobre Nicaragua en http://www.confidencial.com.ni
|