LATINOBARÓMETRO 2004
Por Daniel Zovatto
[20 de Agosto de 2004]
Los latinoamericanos creen que sus democracias benefician sólo a
unos pocos pero NO por ello desean un retorno a las dictaduras. Contradiciendo
las muy divulgadas advertencias de que la región corre el riesgo de un
regreso a las dictaduras, más de la mitad de los latinoamericanos apoya
la democracia (53%), si bien menos de un tercio está satisfecho con su
funcionamiento (29%). Esta es una de las principales conclusiones que arrojan
los datos del Latinobarómetro 2004 (www.latinobarometro.org)
Apoyo y satisfacción con la democracia
El apoyo a la democracia se ha venido fortaleciendo desde el 2001, único
año en que cayó por debajo del 50%, si bien presenta niveles inferiores
a los registrados en 1996/97 cuando alcanzó el 61/62%. Los países
que experimentaron un mayor aumento en el apoyo a la democracia durante 2004
son Venezuela, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador y Panamá. Pero este
año también se registraron caídas pronunciadas en el Perú,
Costa Rica, Honduras y Nicaragua.
Paraguay es el único país con una cultura política proclive
al autoritarismo, si bien éste también recibe un apoyo relativamente
alto en Ecuador y Perú. Coincidentemente, estos tres países registran
los niveles más bajos de satisfacción con el desempeño
de la democracia. Por su parte Costa Rica, Uruguay y Venezuela (en este orden)
son los países con los niveles más altos de satisfacción
con la democracia.
El balance entre orden y libertad
Los datos muestran que muchos latinoamericanos están dispuestos a sacrificar
algunas libertades a cambio de más orden y de prosperidad, así
como a tolerar un poco de mano dura de sus gobiernos. Cerca del 55% manifiesta
que no le importaría un gobierno no democrático si le resuelve
sus problemas económicos. Sin embargo, a la hora de analizar estos datos
hay que tener en cuenta que el rechazo a un gobierno autoritario es claro: sólo
un 15 % se inclina por un gobierno de esta naturaleza; el 70% asegura que NUNCA
apoyarían a un gobierno militar; el 72% considera que la democracia es
la única vía hacia el desarrollo; y un 71% opina que, si bien
la democracia tiene problemas, es el mejor sistema de gobierno.
Confianza en las instituciones
Respecto del año anterior, la confianza en las instituciones muestra
un leve repunte en toda la región, pero continúa por debajo de
sus mejores niveles del pasado, en tanto la confianza interpersonal sigue baja
(16%).
Para la confianza en las instituciones, el factor clave reside en la igualdad
de trato. Las razones principales para sentirse discriminado no son la raza
ni el sexo, sino la pobreza en primerísimo lugar (39%), la falta de educación
(15%) y la carencia de conexiones (11%).
¿Y Argentina?
Los datos de Latinobarómetro 2004 son mixtos. Argentina ocupa el quinto
lugar en apoyo a la democracia, el cual se mantiene en niveles importantes (64%)
si bien cayó 4 puntos respecto del año pasado. En satisfacción
con la democracia ocupa el octavo lugar con un 34% manteniendo el mismo nivel
del 2003. La situación económica se ve con moderado optimismo.
El 34% considera que el país va por mal camino; un 70% tiene temor de
quedar desempleado en los próximos 12 meses y el 71% considera que el
país esta gobernado por unos cuantos intereses poderosos quienes actúan
en su propio beneficio.
La Democracia y la Economía de Mercado son dos conceptos bien enraizados
en la opinión pública argentina respecto de las cuales no se ven
que existan alternativas y a ambas se las consideran como la única vía
para alcanzar el desarrollo del país. El 79% tiene esta opinión
de la democracia y el 56% de la Economía de Mercado. Sin embargo existe
un alto nivel de insatisfacción con el funcionamiento de esta ultima
(el 73% esta insatisfecho y solo el 16% esta satisfecho). Existe asimismo un
porcentaje muy elevado (75%) que esta insatisfecho con la privatización
de los servicios públicos.
Según la opinión de los ciudadanos, Argentina es el tercer país
(después de México y Paraguay) en que es más fácil
corromper a un funcionario público (57%) y a un policía (50%)
y el cuarto país (después de México, Paraguay y Ecuador)
en el que resulta más fácil corromper a un juez (46%). Solo el
14% de los argentinos (el penúltimo lugar en el ámbito regional)
considera que se le esta ganando la guerra al crimen.
Existe un fuerte y claro rechazo a los regimenes militares y el 65% de la población
considera que este tipo de gobierno puede solucionar menos cosas que un gobierno
democrático. Sin embargo vemos con preocupación la existencia
de ciertas opiniones, en especial las siguientes tres: a un 46% de los argentinos
no le importaría un gobierno no democrático si este le puede resolver
sus problemas económicos; un 50% prefiere vivir en una sociedad ordenada
aunque se limiten algunas libertades; y un 69% considera que un poco de mano
dura del gobierno no viene mal. Estos datos hay que balancearlos con el hecho
positivo de que para el 81% la democracia puede tener problemas pero es el mejor
sistema de gobierno que existe.
Conclusión
Los datos del Latinobarómetro 2004 muestran que las opiniones y actitudes
hacia la democracia en América Latina son complejas y no exentas de contradicciones,
lo cual aconseja una lectura cuidadosa. Los latinoamericanos tienen altas expectativas
y seguirán siendo exigentes con sus elites políticas, cuentan
con bajos niveles de lealtad ideológica y están dispuestos a sacrificar
algunas libertades a cambio de más orden y de prosperidad, así
como a tolerar un poco de mano dura de parte de sus gobiernos.
Por todo ello, en mi opinión, la situación política de
América Latina seguirá siendo compleja, con niveles de alta volatilidad
e inestabilidad en algunos países, pero sin que ello implique un retorno
a los gobiernos militares, ni que la región esté dando un giro
hacia el autoritarismo. Las poblaciones rechazan mayoritariamente los gobiernos
militares, apoyan la democracia y la economía de mercado, pero demandan
de estas resultados concretos: disminución de la pobreza y de la inequidad,
inclusión social, empleo, seguridad, acceso a la educación.
En suma, la región registra una gran demanda de igualdad, de inclusión,
de movilidad social. Si queremos consolidar la democracia, el cambio más
importante que debe darse es lograr que los habitantes perciban que se gobierna
para ellos, para el bien de las mayorías y no para el beneficio de unos
pocos. Mientras esto no ocurra es muy probable que, pese a las reformas económicas
y políticas que puedan darse, sigamos en esta situación de estancamiento
o de equilibrio a bajo nivel, donde no se retrocede pero tampoco se avanza.
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