I. Concepto
I. Concepto
La observación electoral suele definirse como la búsqueda sistemática de información sobre un proceso electoral, con el propósito de llegar a una adecuada evaluación del mismo sobre la base de la
información recogida (International IDEA, 1997)
Esa popular definición enfatiza uno de los objetivos más usuales de la observación electoral: la legitimación de un proceso electoral. El propósito de la evaluación es el de llegar a una conclusión
sobre el grado en el cual el proceso puede considerarse como "libre y equitativo", para usar uno de los conceptos más frecuentes en materia de observación. A veces se califica ese concepto, definiendo al proceso como "parcialmente" o
"razonablemente" libre y equitativo. La Mancomunidad Británica prefiere legitimar a los procesos electorales indicando que los mismos se han ajustado a la voluntad popular.
La necesidad de legitimidad puede ser interna, como sucede en casos en los cuales la desconfianza del electorado hace que una respetada opinión externa sea valiosa. Pero puede también ser externa. En algunos casos la
realización periódica de elecciones libres y equitativas es una condición para el reconocimiento y aceptación internacional de un régimen (como en el caso de la admisión al Consejo de Europa). En otros, la
evaluación puede ser utilizada para definir la asignación de la asistencia al desarrollo (como en los casos de los países en los cuales esa asistencia está vinculada con procesos de democratización y con el respeto por
los derechos humanos).
Sin embargo, la legitimación de un proceso electoral no es el único objetivo de la observación, y otros actores pueden tener otros propósitos al solicitarla o realizarla. Así, por ejemplo, los partidos de
oposición no suelen estar particularmente interesados en la legitimación del proceso. Después de todo, la mejor prueba de que un proceso electoral se ha llevado a cabo sin fraude o manipulación es es el triunfo
de la oposición. En relación a la oposición, uno de los principales propósitos de la observación es la consolidación de la confianza en el proceso. Ello tiene aún más importancia en el caso
de las elecciones de apertura luego de un período de autoritarismo o de partido único, en el cual los partidos de oposición son débiles, carecen de experiencia y tienen una desconfianza profunda en el
régimen. La observación internacional de ese tipo de procesos ha sido útil en desarrollar confianza y asegurar la participación en el proceso de los partidos de oposición. Estos también confían en que la
observación limitará las posibilidades de fraude. Este argumento es válido, aún cuando frecuentemente exagerado en el caso de misiones de observación de dimensiones reducidas. Sólo las misiones de largo plazo,
con adecuados recursos, tienen una posibilidad efectiva de tener impacto sobre eventuales fraudes y manipulaciones.
En el contexto latinoamericano de los últimos años, uno de los propósitos importantes de la observación ha sido el intercambio de experiencias. Tal es, por ejemplo, el propósito básico de las actividades de
observación técnica de los organismos electorales integrantes de los Protocolos de Tikal y Quito, discutidos en la siguiente sección.
La observación electoral tiene algunos otros posibles propósitos sobre los cuales no hay consenso: la posibilidad de contribuir a la resolución de conflictos o a la solución de problemas técnicos. Las organizaciones
que se encuentran en un país desarrollando observación pueden también mediar (como lo hacen con frecuencia las misiones del Centro Carter) o proporcionar asistencia (lo que es usual en el caso de las misiones de largo plazo de las
Naciones Unidas). El argumento en favor de esa combinación de propósitos es que las tres actividades tienen un objetivo último común. El argumento opuesto recuerda las posibilidades de un conflicto de intereses entre esos tres
objetivos. ¿Como podría una organización que ha prestado asistencia técnica a un proceso electoral evaluarlo imparcialmente? En su definición de observación electoral, IDEA considera que las funciones de
mediación y asistencia, aunque a veces inevitables, no deben tener magnitud capaz de poner en riesgo el objetivo principal de evaluación.
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