Cuéntenos sobre la iniciativa que lleva a cabo el
Foro “Estado, Sociedad Civil y Democracia en las
Américas”
Uno de los proyectos que dejó la tercera reunión
del Acuerdo de Lima -aquella vez nos reunimos las 14
organizaciones que forman esta red de movimientos cívicos
de América Latina- que se celebró en noviembre del
2001, fue organizar una “feria por la
democracia”. Fueron fundamentalmente dos las
motivaciones para tal iniciativa: la primera, afirmar la vigencia
y celebrar el primer año de la Carta Democrática
Interamericana, instrumento crucial para nuestra región, y
la segunda, crear un espacio que facilite el intercambio de
experiencias exitosas de democratización de la
democracia, para usar palabras de Giddens. Es decir, reunir a
políticos, académicos y activistas de nuestra
región para que discutieran fórmulas para hacer la
democracia más intensa en nuestros países, en el
marco de la Carta Democrática Interamericana. A
Transparencia, como Secretaría Ejecutiva del Acuerdo de
Lima, le tocó realizar el proyecto.
Durante su organización, que tomó diez meses, la
idea original se enriqueció con la inclusión de
nuestros socios en el proyecto, la Red Interamericana para la
Democracia, International IDEA, el Proyecto Coalición por
la Democracia, la Organización de Estados Americanos, el
Banco Mundial, CAPEL y el National Democratic Institute.
¿Cuáles son los temas que se han desarrollado
en este Foro?
El formato del foro permitió, como ocurre en una feria,
múltiples actividades diarias. Hubo días que se
realizaron hasta cinco en simultáneo. Creo reconocer tres
hilos conductores: la evaluación del desarrollo y de la
democracia en la región, las nuevas responsabilidades de
los partidos políticos y, finalmente, las experiencias y
tareas de la sociedad civil.
¿Qué relación tuvo esta iniciativa con
el Acuerdo Nacional?
El foro se realizó a 60 días de haberse firmado
el Acuerdo Nacional. Esta proximidad temporal hizo que, durante
el Foro, los peruanos nos refiriéramos a esta experiencia
tanto en las actividades oficiales como en las
extraoficiales.
¿Hubo experiencias internacionales que hayan
inspirado directamente esta iniciativa?
Encuentro algunas similitudes con otros encuentros, pero no
tuvimos presente un modelo al concebirlo ni durante su
organización. Y no precisamente por una pretensión
de originalidad, sino por la diversidad de experiencias y
personas a las que aspiramos reunir en este foro.
¿Cuáles han sido las principales conclusiones
del Foro y cómo evalúa las repercusiones que han
tenido en la opinión pública y en la
política?
El Foro dejó sentado que hoy la democracia está
sujeta a observación internacional por lo que
prácticas regresivas que atenten contra ella serán
condenadas. La democracia es demasiado importante para que quede
solo en manos de los políticos y de los estados. Hay
nuevos actores de la vida política internacional y estos
agentes deben asegurar el futuro de la democracia.
En cuanto a las relaciones internacionales, el Foro
remarcó que la posibilidad de control social a organismos
multilaterales dentro del marco de una democracia global y sus
referentes en las naciones es parte de la agenda de hoy. El
compromiso de cooperación política y
cooperación al desarrollo deben estar en función a
estas nuevas exigencias.
En cuanto al rol de la sociedad civil, el Foro resaltó
su rol proactivo, convirtiéndose en actor -cuando no
motor- de reformas institucionales, capaces de generar
políticas públicas.
El Foro también confirmó riesgos. A la
democracia como régimen se le demanda efectividad. Dada la
coyuntura latinoamericana, la perspectiva de quiebre de la
democracia es una posibilidad presente. En ese sentido, se
planteó la construcción de una cultura
democrática a través de la educación.
Por lo mismo, se requiere de legitimación de la
conducción política. La corrupción
demostrada por algunos gobiernos en América Latina ha sido
la culpable del retiro del quehacer político de la vida de
los ciudadanos.
Cito aquí a Daniel Zovatto, quien acertó en
alertar que pese a que la democracia ha avanzado en
América Latina, no debemos ser triunfalistas. La
población es hoy más crítica de sus
élites políticas, esto no implica que sea la
democracia la que cargue con esta factura.
Suscribo también su referencia a múltiples
“Américas Latinas”: una en la que los
países les va bien, otra donde se ubican las naciones que
están haciendo un mal trabajo y finalmente una en la que
los países oscilan entre las dos categorías
anteriores. Económicamente, hoy América Latina no
ha experimentado un proceso de crecimiento, al no haberse logrado
reducir la pobreza ni la desigual distribución de la
riqueza. La reforma económica y social debe darse sobre la
base de una reforma política.
Finalmente, coincidimos todos en la necesidad de
institucionalizar este espacio, dándole regularidad, con
miras de convertirlo en un espacio multisectorial que tome el
pulso a la democracia en América Latina.
¿Cuál ha sido el enfoque que se les ha dado a
los principales desafíos de la temática electoral,
como las crisis de los partidos, el descenso de la
participación o los procesos de reforma
política?
Creo que la intervención de Juan Ignacio García,
director del Servicio Electoral de Chile, recogió bien el
espíritu de la Carta Democrática: está claro
que hoy las elecciones deben ser libres, limpias,
periódicas y, lo más importante y esencial, con
partidos democráticos. Entonces, “elecciones
limpias” ya no sólo significa tener organizaciones
electorales que sirvan, que sean eficientes, sino que los
partidos políticos actúen como colaboradores del
sistema electoral. Esto también demanda la
colaboración de la sociedad civil para que tengan mayor
presencia en las elecciones y más inclusivos y
transparentes. Los partidos no son solo maquinarias electorales
sino también son responsables de la conducción
ciudadana. Entonces, elecciones internas y primarias
periódicas así como financiamiento transparente de
los partidos, son cualidades imprescindibles hoy para nuestros
regímenes democráticos. En el Foro estos temas
fueron tratados como parte del núcleo duro de la
legitimidad democrática.
Después de la experiencia del 2001,
¿cómo sigue esto?
Debido al éxito del Foro, existe el interés de
reeditarlo anualmente. Por lo pronto, ha habido consenso en que
el tema eje de la próxima edición sea Democracia y
Pobreza. En las próximas semanas debe decidirse la sede.
Esto dependerá de la institución miembro del
Acuerdo de Lima sobre la que recaiga la responsabilidad de
organizarlo, tarea que recibirá la ayuda ya comprometida
de la Red Interamericana para la Democracia, International IDEA,
Proyecto Coalición por la Democracia y Transparency
International.
¿Qué otras actividades esta organizando
Transparencia Perú y los diversos proyectos
latinoamericanos asociados a ella?
Transparencia, si bien es una organización de peruanos,
ha estado permanentemente asociados a iniciativas de
carácter regional. Con el Acuerdo de Lima tenemos un
proyecto que quisiéramos concretar en el 2003: crear un
mecanismo regional de seguimiento a los instrumentos
internacionales y de iniciativas nacionales que contribuyan a
hacer más intensiva la democracia.
Además, participaremos de una iniciativa de
Transparencia Internacional Latinoamérica para promover en
nuestros países reformas y prácticas que garanticen
la transparencia del financiamiento de la política. Este
es para nosotros un tema esencial para el desarrollo de la
política. Por ejemplo, aquí en Perú, dos
días antes de las elecciones regionales y municipales de
noviembre, Congreso y Ejecutivo derogaron las ya débiles
exigencias que nuestra legislación establecía en
ese tema. Cosas parecidas ocurren en otros países. Esto
tiene que cambiar: que la gente conozca quiénes financian
a los partidos es fundamental (también lo es una genuina
democracia interna) para reconstruir la confianza de la gente en
la política y eso es algo que los políticos deben
entender. Las reformas no pueden desconocer lo avanzado y
nosotros ya tenemos un trabajo con los partidos peruanos que
quisiéramos consolidar y extender como experiencia a otros
países de América. Y continuaremos prestando apoyo
y asesoría a movimientos cívicos latinoamericanos
en temas como la observación electoral y la
realización de conteos paralelos confiables.
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