Las elecciones municipales como potencial fuente de poder
Por Hugo Antonio Solares*. [04 de Noviembre de 2003]
Tendencias y excepciones, a la luz de comicios anteriores
El poder local es un recurso de gran valor para todo partido pol�tico, debido a que constituye el v�nculo m�s directo con la poblaci�n. Se trata del medio por el cual una agrupaci�n partidaria puede reclutar y organizar a las personas, captar adhesiones nuevas y ejercer influencia directa sobre la sociedad desde la base. Es por ello que los partidos, tanto en su lucha por arribar al poder como en sus posteriores esfuerzos para mantenerse en el mismo, dan la mayor importancia a la adquisici�n de una fuerte presencia a nivel municipal.
A lo largo de la historia reciente de Guatemala, desde las elecciones de Asamblea Constituyente de 1984 hasta la fecha, los partidos pol�ticos mayoritarios han basado su predominio, en buena parte, en su presencia en el �mbito local. Esta les ha ayudado a tener mayor apoyo a niveles departamental y nacional, en la lucha por los esca�os legislativos y la Presidencia de la Rep�blica. De lo anterior se deriva que, en circunstancias normales, los partidos que ganan la Presidencia y el mayor n�mero de diputaciones, suelen ser los mismos que obtienen la cantidad m�s grande de corporaciones municipales.
Tal fue el caso de la Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG), que en 1985 gan� la Presidencia, 51 de los 100 asientos en el Congreso de la Rep�blica y la a�n no igualada suma de 182 alcald�as, equivalentes al 55 por ciento de las 330 que hab�a en el pa�s -hoy 331-, alcanzando as� una mayor�a absoluta en el �mbito local que desde el final de su mandato no ha vuelto a producirse. Aunque muy por debajo, la Uni�n del Centro Nacional (UCN) fue en dichos comicios la segunda fuerza pol�tica, tanto en las elecciones presidenciales como en las legislativas y municipales.
Similar situaci�n se dio en las dos �ltimas elecciones generales de 1995 y 1999, aunque sin mayor�as absolutas sino �nicamente relativas en las municipalidades. Es as� como, en 1995, el Partido de Avanzada Nacional (PAN) gan� la Presidencia -si bien estuvo extremadamente cerca de perderla en segunda vuelta- y obtuvo la mayor�a absoluta en el Congreso con 43 de los 80 esca�os, a lo que se sumaron sus 109 alcald�as con las que super� por mucho a todos sus contendientes.
Por �ltimo, en 1999 el Frente Republicano Guatemalteco (FRG) arras� en las elecciones presidenciales, obtuvo la cifra r�cord de 63 diputaciones equivalentes al 56 por ciento de las 113 en disputa y, finalmente, redonde� su triunfo con la obtenci�n de 153 corporaciones locales, equivalentes al 46 por ciento del total. En estos comicios el PAN obtuvo un fuerte segundo lugar en las tres elecciones, aunque en todas ellas fue superado claramente por el partido ganador.
A la luz de lo expuesto se deduce que esta coincidencia de partidos triunfadores en las votaciones presidenciales, legislativas y municipales es la tendencia predominante. Sin embargo, pueden existir excepciones a la regla y puede darse, de hecho ya se dio, el caso de que la agrupaci�n que gana las elecciones presidenciales o las legislativas no obtenga buenos resultados en las municipales, y viceversa.
El caso m�s claro se dio en las elecciones generales de 1990, cuando el Movimiento de Acci�n Solidaria (MAS) gan� las votaciones para elegir Presidente, pero obtuvo tan s�lo 18 de los 116 esca�os parlamentarios. Estos hubieran sido a�n menos si no se hubiese electo diputados por Lista Nacional en la misma boleta de Presidente y Vicepresidente -anomal�a que afortunadamente se super� a partir de 1995, cuando se introdujo el sistema de cinco papeletas-. M�s marcado a�n fue el contraste entre la victoria del candidato presidencial del MAS, Jorge Serrano El�as, y las exiguas 14 alcald�as obtenidas por su partido en una contienda en que se eligi� a 300 corporaciones ediles.
Por el contrario la UCN y la DCG, en ese preciso orden, fueron los grandes vencedores y, por ende, los partidos mayoritarios en la distribuci�n de asientos parlamentarios (59 por ciento) y gobiernos municipales (73 por ciento). Pero la derrota de sus candidatos presidenciales ante Serrano los dej� en la oposici�n, mientras el MAS quedaba como partido oficial en el poder, pero en franca minor�a en el Congreso y los municipios.
Otro ejemplo podr�an ser la UCN y el Frente Democr�tico Nueva Guatemala (FDNG) en 1995. En dichos comicios el partido centrista gan� 27 alcald�as que constituyeron un buen n�mero. Pero �ste contrast� con su modesto papel como socio minoritario de la DCG en las elecciones presidenciales y legislativas, al extremo de alcanzar apenas 3 de los 7 esca�os que obtuvo la alianza de centro, encabezada por los democristianos. De manera que la UCN tuvo una fuerte presencia local, pero fue muy d�bil en los niveles departamental y nacional.
Por el contrario, el FDNG gan� tan s�lo 4 alcald�as, pero logr� por s� mismo un sorprendente cuarto lugar en las presidenciales con m�s de 120,000 votos y 6 esca�os parlamentarios, 3 m�s que la UCN. En este caso se dio una situaci�n a la inversa: un partido d�bil en las localidades, pero con fuerte presencia departamental y nacional.
De lo anterior puede deducirse que, si bien los partidos que ganan una elecci�n presidencial o legislativa suelen tener una fuerte presencia municipal que les permite ser igualmente exitosos en la disputa de los gobiernos locales, ello es s�lo una tendencia muy fuerte pero no una regla. De modo que puede haber excepciones, como la de 1990 por mencionar la m�s evidente, en la cual no hubo ninguna coincidencia en cuanto a los ganadores en los niveles nacional, departamental y municipal, muy contrastantes entre s�.
Los comicios actuales
En lo que respecta a las proyecciones que se vislumbran para los pr�ximos comicios generales de 2003, el panorama se presenta sumamente incierto y dif�cil de descifrar y predecir, quiz� m�s que en cualquiera de las elecciones anteriores.
Es evidente en todo caso que los grupos pol�ticos que se presentan con mayor fuerza para la elecci�n presidencial, seg�n las diversas estimaciones, son la Gran Alianza Nacional (GANA) y la Uni�n Nacional de la Esperanza (UNE). Estas son seguidas a considerable distancia por un FRG al que, en opini�n de algunos analistas, ser�a prematuro subestimar y descartar a priori como uno de los posibles vencedores el pr�ximo 9 de noviembre.
De hecho, para algunos este partido a�n podr�a disputar, e incluso ganar, el segundo lugar que le permitir�a pasar a segunda vuelta. Sin embargo, sus posibilidades de lograrlo parecen bastante limitadas; y las de volver a ganar la Presidencia se perfilan como muy remotas, en comparaci�n con las de sus dos principales contendientes antes mencionados.
Otras fuerzas pol�ticas que podr�an tener una incidencia significativa, tanto en la disputa de diputaciones y alcald�as como en calidad de apoyos en una eventual segunda vuelta son el PAN y, en menor grado, el Partido Unionista (PU).
Lo importante en todo caso es que, dados el severo desgaste del FRG, el progresivo auge de la UNE y el desmembramiento en tres del PAN original -entre el PAN institucional de Leonel L�pez Rodas, el PU encabezado por �lvaro Arz� y los seguidores de �scar Berger incorporados a la GANA-, se vislumbra un Congreso y un cuerpo de municipalidades muy plural.
De manera que, de mantenerse las tendencias actuales, los poderes legislativo y municipal ser�n distribuidos m�s equitativamente, entre un mayor n�mero de fuerzas pol�ticas que en elecciones previas. Consecuencia de ello ser�a la ausencia de una agrupaci�n claramente mayoritaria en los municipios, como s� existi� en ocasiones anteriores (1985, 1999, etc.).
En este contexto, existe un aspecto que debe tomarse en cuenta a nivel municipal: la posible reelecci�n de los alcaldes actuales. De acuerdo a informaci�n disponible, se estima que alrededor de 211 jefes ediles, equivalentes al 63.7 por ciento de los 331 que hay en el pa�s, intentar�n reelegirse para gobernar sus localidades por cuatro a�os m�s. Otro dato interesante es que 103 de ellos, es decir el 48.8 por ciento, pertenecen al actual partido oficial: el FRG.
El hecho de que casi dos tercios de los alcaldes intenten la reelecci�n y que la mitad de ellos pertenezcan al FRG, podr�a ser indicador de un peso considerable de este partido en las localidades, incluso superior al de sus competidores. Claro que este af�n re-eleccionario no forzosamente implica fuerza a niveles nacional y departamental, ni siquiera la implicar�a en el �mbito local, si se diese el caso de un porcentaje muy modesto de reelecciones exitosas.
De cualquier manera, las reelecciones municipales constituyen un aspecto al que debe ponerse atenci�n al momento de surgir los resultados de los pr�ximos comicios de noviembre. No es para menos, ya que de todos es conocida la estructura organizativa superior con que a�n cuenta el FRG en comparaci�n con los dem�s partidos pol�ticos, dada su mayor disponibilidad de recursos humanos, t�cnicos, log�sticos y financieros, independientemente de su procedencia. A ello se suma su conocida habilidad para manipular situaciones a su favor, sin escatimar los medios para lograr sus prop�sitos.
Es por ello que debe ponerse especial atenci�n a las pr�ximas elecciones municipales, incluyendo las reelecciones, ya que las mismas pueden constituir un recurso que permita medir la presencia real que puede conservar el FRG, al margen de los resultados que obtenga en los comicios presidenciales y legislativos. De modo que los comicios locales pueden indicar si el actual partido gobernante conservar� una fuerte capacidad de influencia y control en el �mbito local o si, por el contrario, se trata de una agrupaci�n totalmente derrotada que en 2004 iniciar� su decadencia.
*INGEP-URL
FUENTE: http://www.miradorelectoral2003.org
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