"Sé que fracasé en el tema de la
corrupción"
Entrevista al Presidente de la República de Guatemala,
Alfonso Portillo
[03 de Junio de 2003]
A poco más de seis meses de la elecciones
presidenciales en Guatemala, ¿cómo definiría
hoy la situación del país que gobierna?
Guatemala se ha caracterizado, durante todo el Siglo XX, de
tener procesos electorales muy "sui géneris", muy
especiales, no sólo determinados por las circunstancias
internacionales, sino también por las asignaturas que
tenemos pendientes tanto en el campo económico como
social, y hoy es uno de esos procesos electorales, muy
interesante, porque va a haber muchos candidatos.
Alfonso Portillo: "Nadie discute que la Constitución de la
República fue hecha para impedir la elección del
general Ríos Montt. Eso es una aberración
jurídica, política y moral"
Calculo que tendremos unos veinte candidatos a la presidencia,
y se perfilan tres partidos: El partido oficial -que siempre
tiene su cuota de participación en un proceso electoral,
tan difícil para el oficialismo-; el Partido de Avanzada
Nacional (PAN), que es el partido al que yo le gané las
elecciones, pero que tiene estructura en el todo el país,
una buena bancada y todavía no ha definido candidato; y
una tercera opción, que es fuerte, y que es la encabezada
por el señor Oscar Berger (que fue el que compitió
conmigo) que arma una alianza de partidos pequeños donde
él es un candidato con cierto posicionamiento en el
electorado. Creo que alrededor de estas fuerzas va a estar el
juego electoral.
La convocatoria a las elecciones se hizo tardíamente,
el 15 de mayo, pero todavía no vemos esa ebullición
que se da en los procesos electorales.
Aunque por las noticias de los últimos días
pareciera haber empezado una campaña un poco más
acelerada, todavía creo que hay incertidumbre y considero
que nadie puede asegurar quién va a ser el próximo
Presidente de Guatemala.
Hábleme de Ríos Montt...
Usted sabe que yo llegué a la presidencia por haber
hecho una alianza política con él. Yo venía
del grupo integrado por social demócratas,
demócratas cristianos y la izquierda democrática.
En el Congreso nos conocimos siendo diputados los dos, e hicimos
una alianza en 1995 en la cual el partido me postula a mi en la
Presidencia de la República, y en esa ocasión no
llegamos, pero llegamos en el año 2000.
Creo que es la persona más controversial y
también el personaje más interesante de la historia
política de Guatemala. Él empezó en 1973;
ese año gana una elección como no la ha ganado
ningún candidato en la historia (sacó el 72% de los
votos) pero se le cometió fraude electoral y fue sacado al
exilio, aunque regresó posteriormente. Pero desde esa
fecha hasta hoy, 30 años después, el general
Ríos Montt ha sido y ha estado en el centro del debate
político del país.
Lógicamente es un hombre con un pasado que es muy
señalado, muy cuestionado, pero tiene un liderazgo
indiscutible en el país, que si hoy el Tribunal Supremo
Electoral lo inscribe, es una carta muy fuerte para las
elecciones de noviembre.
Yo, como Presidente, tengo que reconocerle que los pocos
cambios que hemos hecho en la estructura fiscal, financiera,
económica, educativa y laboral, si no hubiera sido por el
liderazgo de un hombre como él, que ha sido cinco
años Presidente del Congreso, no hubiéramos podido
concretarlos.
Creo que es un hombre nacionalista. Un hombre que entiende lo
que está pasando en el mundo y lo que está pasando
en Guatemala. Sin embargo, lógicamente, tiene sus
enemigos, sus adversarios políticos y, aunque está
muy cuestionado para los comicios, para el país es una
carta muy fuerte en términos electorales.
¿Qué opina de las declaraciones que ha hecho
Estados Unidos de cómo se afectarían las relaciones
bilaterales con Guatemala si Ríos Montt finalmente se
presentase como candidato a la presidencia?
Creo que es un prejuicio. Los Estados Unidos tienen un
Departamento de Estado y tienen una historia diplomática
que se ha caracterizado por ser muy institucional, sobre todo en
los últimos años. No hablemos de cuando la
política de Washington era una intromisión directa
y agresiva en contra de Guatemala: no olvide que los
guatemaltecos tenemos en nuestro recuerdo la intervención
norteamericana de 1954, algo que nos sigue pesando hoy.
Entonces, pienso que quienes han declarado eso, han hablado
con un prejuicio y con una clara intención de influir en
el panorama político guatemalteco y creo que eso, con todo
respeto, es inadmisible.
Considero que, a pesar de que entendemos lo que significa la
globalización, la interdependencia, debemos respetar la
soberanía de los pueblos. Y creo que si en Guatemala el
pueblo tiene opción de elegir entre distintos candidatos
sin ninguna proscripción, sin ninguna exclusión,
sin temor, con toda libertad, creo que es el pueblo el que debe
decidir quién será su Presidente. No puede ser que
un país de afuera diga quién puede ser candidato y
quien no puede serlo; para eso tenemos un país soberano,
un país con nuestra propia legislación, con nuestra
propia constitución, con nuestras propias autoridades.
Entonces, serán las autoridades de Guatemala y el pueblo
quien decida quién será el próximo
Presidente.
No olvide que yo soy el primer Presidente que participa en una
elección en que no está excluida la izquierda. Por
primera vez participa la izquierda representada electoralmente y
no hay proscripción de ninguna naturaleza. ¿Por
qué vamos a impedir que el pueblo elija con libertad? El
punto, esencialmente, es democrático, de fortalecimiento
del sistema político.
¿El problema es la Ley Electoral?
Hemos querido reformar la Ley Electoral y no hemos podido
porque tiene que pasar por mayoría calificada. Pero por no
haber aprobado esa Ley Electoral todavía tenemos un
sistema político cerrado, concentrado, monopolizado por
los partidos, que nos va a hacer daño más adelante.
Lo que necesitamos es abrir las compuertas que están
impidiendo fortalecer la democracia y que la gente participe con
más libertad.
¿Cuáles son esas compuertas? Explíqueme
cuáles son las críticas que le hace al sistema
electoral guatemalteco...
En primer lugar, nadie discute que la Constitución de
la República fue hecha para impedir la elección del
general Ríos Montt. Eso es una aberración
jurídica, política y moral. En ningún
país del mundo se puede hacer una Constitución para
evitar que alguien sea candidato presidencial, y esa
Constitución se hizo y hay que reformarla.
Segundo, la Ley Electoral permite que los partidos monopolicen
los puestos de elección popular. Considero que hay que
abrirlos más para que los comités cívicos
puedan lanzar candidatos a diputados.
Tercero, un gran problema que tenemos todos en América
Latina, es el financiamiento de los partidos políticos. Yo
fui muy cuestionado por cómo financié mi
campaña, y también lo fueron muchos candidatos y
presidentes, pero es porque no hay reglas claras sobre
cómo se va a financiar. Hoy lo que estamos viendo en
Latinoamérica es que los grupos poderosos, los poderes
fácticos, están creando partidos a través de
representantes o "pseudo líderes" para seguir ejerciendo
poder y para seguir controlando el Estado.
Como producto de los Acuerdos de Paz, vienen un
sinnúmero de reformas a la Ley Electoral que ya
están en primera lectura en el Congreso y tienen dictamen
favorable de la Comisión Constitucional, pero que no han
pasado porque se necesita mayoría calificada. Eso nos va a
impedir tener elecciones más abiertas, más
competidas, más transparentes y más
creíbles.
¿Por qué cree que se hace tanto esfuerzo en
impedir que Ríos Montt se presente como candidato?
¿No cree que es porque se lo acusa de ser un
"genocida"?
Hay una suposición en América Latina y es que
los políticos somos hombres extraordinarios. ¡Y eso
es mentira! Nosotros somos igualitos que todos los demás
seres humanos, con los mismos defectos, con los mismos complejos,
con todos los problemas de una persona. Entonces, que no nos
crean a los políticos con capacidades extraordinarias
porque los errores que vemos en un político son los
errores que vemos en todos los seres humanos. Ahora, hay una cosa
muy importante y es que en el político lo que debe hacerse
es un balance, y no lo hemos hecho todavía.
No podemos juzgar a un político como "extraordinario"
por un positivo que haya tenido, pero tampoco lo podemos juzgar
"pésimamente" por un hecho negativo. Lo que vale es el
balance de los positivos y de los negativos. Si el balance es
negativo, pues ese político, lógicamente es
negativo para el sistema político y para el país
donde funciona. Pero si el balance es positivo, ese
político debe tener vigencia y debe ser útil. Y de
hecho, en el caso del general Ríos Montt, es útil
para el país.
Sucede que el tema de Ríos Montt suena delicado...
Yo no soy juez para poder juzgar si el general realmente tuvo
un papel protagónico en lo que se le señala de las
masacres, de la eliminación física de aldeas, de
arrasamiento de aldeas...
He conversado con él sobre ese tema y me ha dicho que
jamás ha dado una orden de arrasar aldeas o masacrar
gente.
Sí tenemos que reconocer que el ejército de
Guatemala tuvo durante una época (parte de esa
época estuvo asesorado por potencias extranjeras) una
política contrainsurgente que nos hizo mucho daño y
que nos significó una guerra fraticida en la que tuvimos
200 mil muertos y 60 mil desaparecidos.
Yo no puedo juzgarlo; que sean los tribunales. Y Ríos
Montt dice que está dispuesto a ir a los tribunales para
que se le juzgue por ese hecho que se le señala
concretamente.
¿Cuáles son las cosas positivas que
podrían hacer que Ríos Montt salga elegido si se
presentase a las elecciones?
El general tiene en su acerbo grandes cosas positivas para el
país. Primero, en 1982, cuando estuvo de Jefe de Estado,
fue quien mandó el proyecto de construcción y
establecimiento del Tribunal Supremo Electoral. Es él
quien inicia el tercer intento democrático en Guatemala
ese año. Con él se crean instituciones.
Como diputado, ha pasado las leyes más revolucionarias:
si hacemos una lista, le podría mostrar treinta leyes (Ley
de Desarrollo Social, Reforma al Código de Trabajo,
Reforma al Código Municipal, Ley de
Descentralización, Reforma Educativa, Ley de Idiomas (se
acaba de aprobar en Guatemala una ley en la que se reconocen los
idiomas de los pueblos indígenas, lo que es un hecho
histórico), entre otras. Además, hemos iniciado un
programa de resarcimiento de las víctimas del
conflicto.
Estoy seguro que en el balance, el general tiene una
posición positiva. Sino, ¿qué otra
explicación tendría que la gente sigue votando por
él?
¿Cómo lo ve la población indígena
a Ríos Montt?
Lo más sorprendente e insospechado, es que el general
tiene más votos mientras más población
indígena hay en una localidad. Es la población
indígena la que sigue creyendo en él. ¿Por
qué? Yo le he preguntado a mucha gente, "¿Acaso
crees que aquí, con lo que se le señala a este
hombre, los pueblos indígenas estarían creyendo en
él si fuese cierto?". Y estoy hablando de los pueblos
indígenas donde hay liderazgos de izquierda, liderazgos
socialdemócratas que están trabajando en todo el
país.
Insisto, creo que cuando en la historia de Guatemala se juzgue
el papel del general, el balance va a ser más positivo que
negativo.
¿Cómo es la composición y la
participación de la población indígena en
las elecciones? ¿Es comparable a la situación
ecuatoriana?
Creo que estamos alrededor del 56% de población
indígena, y el resto es población ladina y
mestiza.
Los indígenas están muy organizados. Ya no es el
pueblo indígena de hace veinte años, pero no tienen
unidad. Recordemos que tenemos veinte pueblos
indígenas.
Ahora surge un candidato al que creo que en esta
elección no le puede ir tan bien, pero considero que va a
sentar un precedente y que para adelante va a ser un candidato
que va a estar presente en la vida política nacional e
internacional. Se llama Rigoberto Quemé y es el alcalde de
Quetzaltenango, la segunda ciudad más importante. Es el
primer alcalde indígena de una gran ciudad (dos veces
alcalde) y ahora se larga a la presidencia. Ya hay muchos grupos
de izquierda y muchas organizaciones indígenas que se
están aglutinando alrededor de él. No descarto la
posibilidad de que en cinco o diez años tengamos en
Guatemala el primer presidente indígena.
Y respecto a la participación, a mi me hicieron
presidente los pueblos indígenas. Donde más votos
obtuve fue en los pueblos del Altiplano guatemalteco, donde el
95% es población indígena.
Generalmente Cuando se habla de población
indígena, se la asocia directamente a la pobreza.
¿En Guatemala sucede esto?
Tenemos el país -y esto no es ningún orgullo
decirlo, sino que nos debería dar vergüenza- que
tiene la mayor concentración del ingreso: el 5% de la
población absorbe el 68% del ingreso nacional; ¡eso
no lo tiene ningún país!
Una clase media destruida y un mapa de pobreza que coincide
con la población indígena y campesina. Y lo
más terrible: en Guatemala la pobreza tiene rostro de
indígena y de mujer.
Nosotros hemos sido muy cuestionados y criticados porque dicen
que los programas los hacemos electoralmente. Pero no, ahí
está el mapa de pobreza: nuestra mayor inversión ha
estado en las clases pobres.
Para ponerle un ejemplo, el programa de fertilizantes (que fue
tan cuestionado porque nosotros nos pusimos a comprar desde el
gobierno fertilizante en el extranjero, semillas mejoradas y
microcréditos, y los entregamos a la población
más pobre del país), se lo dimos a 1,4 millones de
campesinos de los más miserables, que no pueden comprar un
quintal de fertilizantes porque vale el doble de precio de lo que
vale en el mercado internacional.
Rompimos un monopolio de fertilizantes y concentramos en toda
esa masa de pobres la inversión de fertilizantes y
semillas mejoradas. El resultado fue que creció la
producción agrícola, se estabilizaron los precios y
se disminuyó la miseria que tenían los
campesinos.
Otro programa, el de desayuno y almuerzos escolares para el
cual el gobierno entrega un cheque (ni siquiera entrega la
comida, para evitar malos usos). Directamente de Finanzas
públicas sale un cheque para cada escuela, que es
administrado por las Juntas Escolares (que componen los padres de
familia y los maestros) para dar el desayuno y el almuerzo a los
niños de las escuelas. Del mismo nos critican que no se lo
demos a todos los niños del país, algo que no
podemos hacer porque no alcanzan los recursos. Entonces lo
concentramos donde hay una gran deserción escolar y
ahí también concentramos el programa de becas para
las niñas, que beneficia a 150 mil jovencitas porque son
las que más desertan de las escuelas. Y el resultado ha
sido maravilloso.
La obra pública también la hemos concentrado en
los lugares más pobres: los centros escolares, los centros
de salud, las carreteras. Hemos puesto la inversión en
educación donde está la masa más necesitada:
de los 331 municipios, tenemos 102 que están en extrema
pobreza.
Faltan seis meses para la elección del nuevo Presidente
y por la Constitución Nacional usted no puede ser
reelecto. Le voy a pedir que haga un balance, lo más
honesto posible, de su gestión, contando sus aciertos, sus
errores, qué le quedó pendiente y qué
mejoraría si tuviera la oportunidad de volver a ser
Presidente...
Trataré de ser lo más objetivo, aunque no sea
totalmente beneficioso para mi. Porque lo que importa es la
verdad y, en última instancia, yo sé que es la
historia quien me va a juzgar.
Creo que dejé muchas cosas por hacer y que
también hice muchas cosas importantes, y considero que el
balance no es negativo. Pero sé que fracasé en el
tema de la corrupción.
Lamentablemente la corrupción hoy todavía
está presente en Guatemala con un gran escándalo
que se descubrió en el Instituto Guatemalteco de Seguridad
Social en la que están involucrados miembros de mi
partido. Pero así como ese, hubo más
escándalos, y hay que destacar que es la primera vez que
los escándalos se abren. En el pasado eso no
sucedía y estimo que ahora es bueno para el país
que salgan a la luz.
Pero repito, creo que fracasé en el tema de controlar
la corrupción: no avanzamos en los cambios de leyes para
hacer más transparente al Estado, al ejercicio del poder
político, al ejercicio de la inversión
pública. Es de lo que más me lamento y, con toda
franqueza, reconozco que siempre ha habido corrupción y
que se exacerbó aquí. Es ese fracaso lo primero que
enmendaría.
Yo sé que nunca volveré a ser Presidente porque
me voy a retirar de la política, pero si volviera a
hacerlo, el tema número uno sería transformar el
Estado para hacerlo más transparente. Creo que vamos en el
camino correcto al descentralizar, porque considero que con la
reforma que elevé al Congreso sobre El Código
Tributario Municipal, las municipalidades van a manejar los
recursos más cerca de la población.
Y otra cosa en lo que me siento frustrado, y que está
pendiente y me preocupa por el futuro del país, es el tema
de la tierra. Un tema por el que pienso que el país puede
estallar de aquí a cinco años.
Explíqueme...
No podemos seguir con 3,5 millones de campesinos sin tierra y
con minifundios, en la miseria. Hemos hecho el esfuerzo con los
fertilizantes, pero la gente no tiene tierras, porque la tierra
está altamente concentrada.
Quise avanzar sobre el tema del catastro nacional, que es el
levantamiento de la realidad agraria (ver la propiedad, la
legalidad de la tenencia de las tierras) y no pude hacerlo.
Considero que esto es una bomba de tiempo muy peligrosa, que
puede destruir lo poco que hemos avanzado
democráticamente.
Recién me dijo que "el país puede estallar en
cinco años". ¿Qué se imagina que puede pasar
en Guatemala?
Que pueden haber levantamientos campesinos, invasiones de
tierras, enfrentamientos y violencia muy fuerte.
El "talón de Aquiles" de la democracia guatemalteca es
el tema de la tierra, que puede fácilmente desencadenar en
un enfrentamiento legal de magnitudes impensadas.
Y si eso sucediera, ¿que vendría
después?
Vaya a saber Usted. ¿Una revolución?, pero ya ve
cómo están las revoluciones en América
Latina... yo creo que no habría posibilidades.
Por eso le decía de la necesidad de la Reforma
Electoral y la Reforma Política. Tenemos que reconocerlo
(sé que a muchos no les gusta que hable de esto), y esto
lo dije en la Cumbre de Cuzco, se agotó el sistema
democrático que tenemos.
La última encuesta dice que el 80% de la gente no
quiere votar. ¿Por qué? Porque el voto, la
participación y la militancia en partidos no se traducen
en el bienestar de la vida cotidiana. Entonces se preguntan para
qué sirve la democracia. Incluso algunos -y esto es muy
triste escucharlo- dicen que estábamos mejor en los
tiempos de la dictadura. ¡Entonces este es un gran problema
para la gobernabilidad y la democracia en América
Latina!
Si pienso en lo que me dice acerca de la corrupción, el
descreimiento en la democracia, esa cierta "añoranza" de
las épocas de la dictadura de algunos sectores, ¿es
lógico que deduzca que la adhesión que
todavía tiene Ríos Montt de una parte importante de
la sociedad tenga que ver con que él es un general, de
mano dura, nacionalista...?
Yo creo que la adhesión tiene que ver con las demandas
de mano dura contra la corrupción, mayor seguridad y el
tema de la pobreza. La gente lo ubica al general como un hombre
que no se deja manejar por los poderes fácticos. Él
no pertenece al establishment de Guatemala, pero tiene un
discurso que le llega a muchos por ser muy familiar, muy
nacionalista. Es un hombre que en todos sus discursos repite: "Lo
que tenemos que construir aquí es un país, porque
lo que tenemos es una finca en la que todos somos mozos;
necesitamos un país de ciudadanos y ciudadanas con
dignidad y libertad para producir".
Su discurso es muy popular y está arraigado en la mente
de la gente. Eso le da cierto potencial político.
Mirando el mapa político latinoamericano, si pensamos
que en varios países se habla de un posible giro a la
izquierda o al progresismo en la región, ¿por
qué cree que Guatemala sostiene esta particularidad de
posicionarse más "a la derecha"?
Usted sabe que yo vengo de la izquierda, pertenecía a
la guerrilla, al EGP (Ejército Guerrillero de los Pobres).
No soy un hombre de derecha. Pero si usted acude a los
historiadores, podrá ver que Guatemala es el país
con la oligarquía más reaccionaria, más
conservadora y más apátrida de toda América.
No encontrará una oligarquía igual: es
concentradora del ingreso; que se supone aristócrata; que
es racista; excluyente; marginadora. Una oligarquía que
cree que la población indígena es la causa del
atraso del país.
Me sorprende lo que me dice... no coincide con el preconcepto
de que su gobierno está más cerca de un pensamiento
de la típica derecha liberal.
Claro. Yo aparezco como un gobierno de derecha, pero le voy a
contar lo que hemos hecho.
Nuestro gobierno, que aparece como de derecha, le muestra que
las ideologías han perdido un gran espacio y que ahora no
se le puede ubicar a la gente por lo que dice sino por lo que
hace. Yo puedo tener un discurso de derecha pero hacer cosas de
izquierda.
Dígame qué representante de izquierda
está pensando hoy en una economía cerrada en
América Latina. Ni el de izquierda ni el de derecha que
piensa en economía cerrada tiene espacio. Hoy la izquierda
tiene que pensar en economía abierta, y se lo estoy
diciendo yo, que estudié marxismo y fui diez años
maestro de El Capital. Pero ahora la izquierda tiene que pensar
en la Reforma del Estado, en el sistema democrático, en la
economía abierta y en la supresión de privilegios.
Esa es la izquierda latinoamericana. Y todavía hay
izquierdas pensando como en los años sesenta. Yo tuve que
cambiar completamente mi punto de vista económico.
Le voy a mencionar algunas cosas que hice en Guatemala y se va
a impresionar. ¡Y lo más interesante es que lo no
saben en América Latina!
Por un lado, apertura económica: encontré la
economía más cerrada y hoy es la más abierta
de Centroamérica; rompí los monopolios porque
simplemente no podía permitir que el país estuviera
bajo monopolios de la cerveza, del azúcar, del cemento, de
fertilizantes, de lácteos, de pollo, de harina de
trigo.
Nuestro gobierno aprobó la Reforma Laboral, con
Ríos Montt, que contempla el derecho de huelga de los
campesinos en tiempos de cosecha; aumentamos el salario
mínimo del campo en un 59%, por eso me odian, porque fui
el único Presidente que se ha atrevido a tocar el salario
mínimo en el campo y en la ciudad; hicimos una reforma
educativa enorme, con alfabetización y
profesionalización del magisterio; reforma social; Reforma
del Estado.
La Reforma Fiscal más importante de los últimos
150 años la hizo este gobierno: encontré la tasa
tributaria más baja, comparada con la de Haití, la
relación impuestos-PBI era del 8% y ahora está en
el 11%. Claro que lo hice con un gran costo porque me pintaron
como el diablo en el mundo entero, pero esta reforma fiscal va a
beneficiar al próximo gobierno, que va a encontrar unas
finanzas públicas más estables, más
equilibradas, no ha habido inflación, bajó la tasa
de interés, no se devaluó la moneda.
¿Por qué si su gestión deja tantos
avances no tiene un sucesor para que herede su gobierno y
continúe su gestión?
Es uno de los casos simpáticos en que por primera vez
un Presidente no tiene su "delfín".
Y no lo tengo por varias razones. Primero porque yo soy de la
dirigencia del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), pero es un
partido que no formé yo. Prácticamente la
dirigencia del partido está alrededor del Secretario
General, que es Efraín Ríos Montt.
Lo que sí me atrevería a decirle es que en
cuatro años Guatemala va a tener candidatos a la
presidencia de gran nivel.
¿Va a estar usted, si hubiera reelección?
No hay reelección nunca, pero aunque la hubiera yo no
creo en la reelecciones. Creo en las reelecciones en cuanto a
experiencia y madurez, pero en lo personal, la reelección
en América Latina no me termina de convencer.
Quizás en Guatemala deberíamos prolongar el
período por seis años, como en México,
porque creo que con todo el historial que tenemos de
manipulación y especulación, la reelección
despierta desconfianzas.
Usted me dice que dentro de cuatro años Guatemala puede
llegar a tener candidatos interesantes, pero también me
dice "cuidado, que en cuatro o cinco años el país
puede estallar". ¿Cómo se llegaría entonces
a un final feliz?
Es que así está la realidad. La cuestión
estaría en que el próximo gobierno haga la
estructura agraria. Que acelere el catastro y que determine la
legalidad de la propiedad: hay miles de propiedades en Guatemala
que la tienen finqueros privados y que no les pertenecen. Por eso
le temen al catastro, porque va a definir la legalidad, la
legitimidad y la historia de las propiedades. Yo ya
presenté el proyecto al Congreso, pero si no avanzamos con
eso nos va a reventar en la cara.
Si el gobierno próximo no toca la estructura agraria y
no hace Reforma Constitucional, Guatemala va a tener
problemas.
Hace apenas unos días todo el mundo me atacó
porque anuncié que iba a hacer la Reforma Constitucional.
La Constitución de Guatemala fue hecha a la medida de la
oligarquía: es una Constitución donde se establece
que el Presidente le perdona las multas a los evasores y le
prohíbe al gobierno decir los nombres de los evasores.
¿Qué Constitución es esa? Esa
Constitución es una camisa de fuerza y tiene que
reformarse si queremos darle oxígeno al país para
más adelante.
¿Su país es democrático?
Sí.
Y le voy a contar algo que, aunque suene contradictorio, es
una de las grandes satisfacciones que tengo: este gobierno casi
se vio acosado por movimientos civiles y políticos y nunca
usó la violencia. El magisterio me destruyó
edificios, me tomó edificios, han quemado municipalidades,
y nunca hemos usado la fuerza pública, por lo menos hasta
ahora. Hemos sido siempre respetuosos de los movimientos
políticos y sociales.
Nunca hubo una llamada de parte del gobierno, ni para bien ni
para mal (y lo reconocen los mismos medios guatemaltecos que han
sido implacables conmigo), nunca una medida ni solapada ni
abierta en contra de la libertad de prensa. Siempre hubo libertad
de prensa absoluta.
Además hay que destacar que tampoco nunca hemos tenido
que lamentar ningún crimen que tenga relación con
la situación política, con una situación
ideológica o con la defensa de los derechos humanos.
Hablando de los derechos humanos, cuénteme cómo
ha evolucionado este tema tan delicado en Guatemala.
Hemos hecho cosas increíbles. En primer lugar, es la
primera vez que un gobierno reconoce que el Estado es responsable
de violación de los derechos humanos, algo que no fue
sencillo de hacer en Guatemala. Por lo tanto, el Estado tiene que
resarcir a las víctimas y ya empezamos un programa que lo
iniciamos con 70 millones y hemos resarcido a víctimas de
la Masacre de las Dos Erres en El Petén.
Pero además de eso creamos una Comisión para la
investigación de los grupos paralelos y clandestinos de
seguridad, con apoyo de la OEA y de la ONU; creamos la
Comisión Nacional contra el Racismo y la
Discriminación; la Secretaría de la Mujer. Todas
esas cosas van directamente al respeto de los derechos humanos,
apoyados por la comunidad internacional.
Hablemos de las relaciones exteriores de su país.
¿Quiénes son los principales países aliados
de Guatemala?
Creo que los países de la Unión Europea, los
Estados Unidos, Japón. Soy sincero cuando digo que si no
hubiera sido por el apoyo internacional no podríamos haber
concretado muchos cambios.
¿Y en América Latina?
Centroamérica en su conjunto, y México, han sido
grandes aliados. Todos los presidentes centroamericanos nos
reunimos dos veces por mes, casi sin proponérnoslo. Nos
encontramos, hablamos por teléfono, hemos avanzado en la
Unión Aduanera, estamos practicando en la
coordinación de políticas fiscales y monetarias y
hemos dejado atrás los problemas limítrofes.
Sólo nos falta concretar que seamos una sola
región, con sistemas financieros e impositivos.
Creo que debemos retomar el tema del Cono Sur con
Centroamérica, donde no hay prácticamente
relación.
América del Sur se mueve aquí, sólo se ha
visto a sí misma y a Norteamérica, pero no ha
mirado a Centroamérica. Creo que este tema hay que
reavivarlo y veo en estos foros, como la Cumbre de Cuzco, la
posibilidad para que nuestra región se mire entre
sí.
A México le pasó lo mismo. Siempre veía
para arriba pero ahora ve mucho para Centroamérica. El
Plan Puebla Panamá, planteado por Fox, es una idea muy
audaz e inteligente que se está concretando y que ya hay
instituciones como el BID que están comprometidos en el
financiamiento, algo que nos alegra mucho.
¿Se imagina a Centroamérica unida al Cono
Sur?
Sí, no lo veo remoto.
Creo que el Cono Sur es una potencia, y lógicamente la
historia, los intereses, han impedido que América del Sur
funcione como tal. Mire sino Brasil, la octava economía
del mundo; Argentina, que a pesar de sus crisis es una potencia;
Chile; Venezuela; Colombia...
Me alegra que una de las resoluciones de la Cumbre del Grupo
de Río haya sido que el problema de Colombia es un
problema de todos, porque no es exclusivo de ellos sino que
nosotros somos el puente en Centroamérica y, por lo tanto,
nos compromete en todo.
*Realizada en Buenos Aires, el 30 de mayo de 2003
Por Norma Domínguez
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