Es una situación bastante excepcional que enorgullece al país y que está basada en que el desarrollo de una red
institucional y una cultura política democrática profundamente arraigada en la población y complementada con el hecho de
que el ejército fue constitucionalmente prohibido desde, aproximadamente, 1948.
¿Cuál sería la perspectiva histórica de estas elecciones y qué es lo que se juego políticamente
en las próximos comicios?
En estas elecciones se da una situación muy particular. Están siempre los dos partidos tradicionales, el Partido
Liberación Nacional (PLN) de orientación social demócrata, que fundara José Figueres en 1951, y el Partido Unidad
Social Cristiana (PUSC) cuyo componente principal es muy contradictorio porque siendo el movimiento fundado por el doctor Rafael Ángel
Calderón Guardia, que tuvo primero una orientación populista, abierta al cambio social y aliada al Partido Comunista de entonces y
a la Iglesia Católica con quienes formaron un trío para la Revolución de los años '40, pero que ha evolucionado
hasta ajustarse a las tesis neoliberales del consenso de Washington y que están muy bien representadas en las políticas del actual
gobierno de Miguel Ángel Rodríguez, que pertenece a ese partido.
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"Lo que se nos anuncia son problemas de gobernabilidad en la medida en que el voto legislativo puede
aparecer muy fraccionado" |
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Ambos partidos se han venido moviendo en una crisis muy profunda: en una crisis interna y en una crisis de credibilidad de la ciudadanía
en ellos. Los índices de credibilidad han bajado sustancialmente, lo que ha hecho que la lucha de tendencias al interior de estos partidos
se haya agudizado y estén en búsqueda de algún tipo de respuesta a las demandas insatisfechas de la población. Por eso
el PUSC se ha dividido en la práctica, aunque se mantiene formalmente unido, y apareció un candidato que es una especie de
"tránsfuga político" al interior del propio partido y que es Abel Pacheco, un médico psiquiatra que representaría como
cierto retorno al populismo y cierto distanciamiento con las tesis neoliberales más radicales de la actual administración.
En el PLN, mientras algunos sectores pretendían regresar al estatismo tradicional intervencionista que había caracterizado a este
movimiento, hay otro sector representado por el actual candidato Rolando Araya, un ingeniero mecánico con una larga tradición en el
partido, que trata de inspirarse en el planteamiento y en el pensamiento de una tercera vía del tipo Tony Blair o Felipe
González.
Ambos partidos han tenido bajas en el sentido de que algunos dirigentes se han separado y se oponen a sus respectivos candidatos, creando una
nueva emergencia de movimientos políticos que antes no habían participado y que pueden conducir a una división del voto.
Consecuentemente, a una conformación de la Asamblea Legislativa muy fraccionada y, en consecuencia, a problemas de gobernabilidad gane quien
gane la próxima elección.
Pensándolo en términos de lo que necesita y demanda la población, y de la situación actual de Costa Rica,
¿Qué agenda política debería tener el próximo gobierno?
El próximo gobierno tiene una agenda política por delante un poco complicada.
En primer término porque el país abandonó el modelo con que tradicionalmente se venía desarrollando e hizo un
intento por adoptar un modelo neoliberal que finalmente fue rechazado con manifestaciones populares, que dejó el proceso de reforma "en la
mitad del río". Esto hace que ya no sea posible volver a la orilla de la que se partió, pero no se tiene claro cómo llegar
hasta el otro lado. Para esto es necesario sanear las finanzas públicas ya que durante muchos años ambos partidos tradicionales
generaron un desperdicio de dinero - que no excluye la corrupción política- y un déficit fiscal que está pesando muy
negativamente en las tasas de interés y afecta también de manera negativa la actividad productiva.
En segundo término, el Estado había crecido enormemente y se desarrolló una burocracia muy disfuncional que hizo muy caros
los servicios públicos a la vez que muy deficientes. Las orientaciones que hasta ahora se han seguido, han sido las de tratar de resolver
los problemas financieros de esos servicios públicos, pero sin mejorarlos. Entonces la gente siente que los servicios públicos se
encarecieron y al mismo tiempo desmejoraron su prestación. Es decir, es necesario reformularse no solamente el proceso de reforma, sino
hasta dónde el país debe abrirse o no.
Recién hablábamos de las divisiones en los partidos políticos, ¿existen posibilidades de que se generen
coaliciones frente a las elecciones del 2002?
Costa Rica no tiene tradición de coaliciones. Este es un fenómeno que probablemente puede surgir de las elecciones del año
próximo. En este momento pareciera difícil porque las posiciones son muy encontradas. Los dirigentes que han formado partidos nuevos
quieren preservar su fisonomía y lo que se nos anuncia son problemas de gobernabilidad en la medida en que el voto legislativo puede
aparecer muy fraccionado.
Sin embargo, el país también tiene una tradición de que cierto tipo de medidas que aparecen urgentes y que aparecen como de
carácter nacional, pueden ser tomadas en los procesos de negociación y diálogo que caracterizan la vida política
nacional. De todos modos, creo que aquí va a predominar ese mecanismo de diálogo y negociación pero sin llegar a coaliciones,
lo cual desde el punto de vista orgánico del funcionamiento de la Asamblea Legislativa, hace que el gobierno que surja de las
próximas elecciones deba enfrentar una tarea particularmente difícil, de mucha filigrana política. Habrá que ver si los
personeros que se designen en los respectivos cargos van a estar en capacidad de llevar esta tarea adelante.
Hoy en Costa Rica se habla de un empate técnico entre los candidatos a la presidencia, ¿Quién cree usted que será
el futuro Presidente?
Bueno, evidentemente ese empate técnico se basa en dos cosas distintas: por un lado, la popularidad del candidato Pacheco del PUSC, y por
el otro, la estructura y la organización del candidato Araya Monge. Va a depender mucho de la campaña política. Si la
campaña política pone el énfasis en las personalidades, yo me atrevería a decir que gana Pacheco; si el énfasis
se traslada a los temas programáticos y de organización y movilización popular, tengo la impresión que gana Araya. Pero
este es un signo de pregunta que se va a resolver en la campaña misma.
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