�Uribe, el Presidente de la Paz ?
Por Fernando Cepeda Ulloa
[28 de Mayo de 2002]

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Es sorprendente. El triunfo esperado de Álvaro Uribe como Presidente de Colombia a partir del próximo 7 de agosto trajo una acción inesperada para buena parte de la opinión pública nacional e internacional. Uribe anunció “para ya” gestiones para obtener una mediación internacional que permita reanudar los diálogos y, seguramente, llegar a una negociación exitosa de paz .

¿Pero acaso Uribe no era el guerrerista? ¿Acaso la prensa internacional no proclamaba a todos los vientos que la guerra comenzaría el lunes siguiente a la elección? ¿Qué pasó? ¿Cambió radicalmente su programa?

De ninguna manera. Si algo caracteriza a Álvaro Uribe -y fue factor definitivo de su arrasadora victoria- es su consistencia en el discurso. Y ahora la consistencia en el cumplimiento de su programa: Uribe, al agradecer su elección, invitó a los violentos (no usó el concepto de narcoterroristas que adoptó la Administración Pastrana) a la reconciliación, y complementó esa invitación con este gesto generoso.

Como se sabe, la mediación es el único mecanismo que ha permitido alcanzar soluciones negociadas de conflictos armados internos. Así lo demuestran los estudios comparados de procesos de paz. Y así lo recoge en artículos y en libros la distinguida profesora Bárbara F. Walter, profesora de Ciencia Política de la Universidad de California.

De esta manera pués, de un solo plumazo, Uribe deja sin piso los informes guerreristas sobre su administración. Y lo propio ocurrió con las tesis que le endilgaban una posición “neoliberal”. Notificó al Banco de la República -famoso por su economicismo extremo- y a las agencias multilaterales, que las reglas de juego tenían que ser otras porque Colombia, en la actual situación, tenía que superar los graves problemas sociales que la afectan. Y dinamizar su economía; y fortalecer (como le corresponde) sus Fuerzas Militares. Lo que no implica guerrerismo en un país en el cual los ciudadanos se sienten desprotegidos y están abandonados al secuestro, la extorsión y el asesinato.

Las leyendas sobre Uribe pronto se disiparán. Recibió un mandato contundente comparable sólo al que han recibido Presidentes, también liberales, como Alfonso López Michlesen (1974-1978 ) y Virgilio Barco (1986-1990). Obtuvo una ventaja del 22% sobre su adversario principal, el dirigente también liberal y candidato oficial (Uribe fue un liberal disidente) Horacio Serpa. Los otros dos candidatos obtuvieron apoyos precarios: Luis Garzón de la izquierda 6.17 % y Noemí Sanín 5.81 %. Ganó en primera vuelta y tendió una mano generosa a sus contendores de la víspera: anunció un gobierno de unidad nacional.

Colombia amaneció tranquila. Siente que una persona seria, disciplinada, que sabe lo que quiere y que no necesita libreto, ha quedado al mando. Ahora espera con ansiedad que llegue el 7 de agosto.