Chile: Antes de la recta final
por Carlos Huneeus, director ejecutivo de la Corporación CERC, sobre
las elecciones presidenciales y la reforma constitucional en Chile
[Diciembre de 2005]
Con la franja televisiva, la carrera electoral se acerca a su
fase final, aunque faltan largas tres semanas para el día de la elección.
Lo más probable es que el 11 de diciembre se defina la composición
del Congreso Nacional, pero quede pendiente quién llegará a La
Moneda, lo que requerirá una segunda vuelta en enero.
Estas elecciones son complejas para la Concertación por
la simultaneidad de parlamentarias y presidenciales. Debe destinar los recursos
políticos y humanos a ambas contiendas, complicando especialmente al
bloque PS/PPD, porque no tiene suficientes activistas para atender la campaña
presidencial de Michelle Bachelet (PS). Tiene que definir un discurso coherente
en un escenario de candidatura presidencial unitaria y elecciones parlamentarias
con partidos compitiendo fuertemente por las condiciones impuestas por el sistema
binominal. La disputa se produce entre los candidatos de la DC y los del bloque
PS/PPD, y no entre la coalición gobernante y la Alianza por Chile, generando
tensiones a nivel local que tienen repercusiones en la campaña presidencial.
A medida que se aproxime el día de la votación
aumentarán las tensiones desde las elecciones parlamentarias, porque
el control de escaños en la Cámara y el Senado es vital para los
partidos a fin de tener un poder autónomo de La Moneda. Esto es muy importante
para la DC, que por segunda vez no logra que una persona de sus filas sea el
candidato de la Concertación.
La opción de Bachelet enfrenta también problemas
"externos" derivados de la competencia bilateral representada por
la campaña de Hirsch, desde la izquierda, y la de Piñera (RN)
por la derecha. La candidatura de la Concertación no ha definido una
estrategia para impedir la fuga de votos hacia ambos, lo cual empujará
a Bachelet a una segunda vuelta en que deberá pedir los votos de Hirsch.
La apelación al carácter ciudadano de la carta
de la Concertación no es suficiente para para forzar el triunfo en primera
vuelta o para llegar a una segunda vuelta con una sólida base que no
le pongan en una situación de gran dependencia del Junto Podemos Más.
Tampoco es suficiente el énfasis en la igualdad de género, porque
el debilitamiento de Bachelet se ha producido entre los hombres.
Las otras candidaturas presidenciales enfrentan otros problemas.
La división de la derecha con dos candidatos, Lavín (UDI) y Piñera
(RN), representa el comienzo de una nueva etapa de la vida del sector, más
de acuerdo con la tradición bipartidista de la derecha. Lavín
tiene la ventaja de contar con un partido bien organizado, con muchos activistas
y recursos económicos. Además, tiene experiencia en campañas
para enfrentar un escenario de derrota inevitable, aunque esto es una limitación,
porque su discurso es poco novedoso. Lavín perderá la presidencial,
pero la UDI conseguirá un buen resultado en las parlamentarias que le
permitirá ser un actor importante en el próximo gobierno.
Piñera tampoco se encuentra en una situación fácil.
Ha logrado un considerable apoyo movilizando los votantes y adherentes de RN,
quienes, por primera vez, tienen un abanderado presidencial propio. Ha convencido
a una parte del empresariado de que él es el candidato del "sector"
y logró el apoyo de las personas de más altos ingresos. Como la
Concertación no lo ataca, sigue buscando votos en el centro para derrotar
a Lavín y elude su debilidad: la de ser un poderoso empresario.
Sus aspiraciones hegemónicas del sector recuerdan las
que tuvo la UDI hasta hace poco tiempo, aunque fundamentada en razones más
simples: su inteligencia y su fortuna personal. Su débil lista parlamentaria
le obliga apoyar la campaña presidencial en golpes publicitarios, convencido
de que en política se pueden alcanzar resultados espectaculares en poco
tiempo, como en el mundo de los negocios. Podrá mostrar menos logros
parlamentarios que Lavín, que se convertirá en una debilidad para
sus aspiraciones de ser abanderado nuevamente en el 2009.
Las tres principales candidaturas comienzan a subir la montaña
enfrentando mayores dificultades que hasta ahora. La campaña debiera
tornarse menos aburrida en adelante.
El presente artículo fue publicado en el diario La Tercera.
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