Se adelantan las elecciones en la Argentina
Por Rosendo Fraga
[3 de Julio de 2002]

El presidente Duhalde decidió adelantar las elecciones presidenciales en la Argentina. Habían sido convocadas para septiembre y ahora serán en marzo. Iba a entregar el poder en diciembre, y ahora lo hará en mayo.

Le restaban dieciocho meses de gobierno y ahora le quedan once. Es decir, que el periodo de gobierno se ha acortado en siete meses.

Es el mismo tiempo que ha transcurrido desde que se estableció el "corralito". Es un plazo durante el cual la Argentina ha tenido cinco presidentes de la Nación, cuatro ministros de economía y otros tantos presidentes del Banco Central.

Es decir, que muchas cosas pueden suceder en el tiempo que resta hasta la elección, de acuerdo a la crisis política, social y económica que está viviendo la Argentina, que es la más grave de su historia.

La decisión de Duhalde, es ante todo realista.

Su administración no está en condiciones de resolver la crisis económico-social que se agrava con el transcurso del tiempo. El mismo presidente ha reconocido públicamente en mayo que es un mandatario con pocos instrumentos de gobierno, porque ha sido electo por el Congreso y no por el voto popular.

Sin un liderazgo político fuerte, no es posible restaurar la credibilidad económica que la Argentina ha perdido en los últimos meses y no hay forma de articularlo sin pasar por el voto popular.

Pero el conflicto social probablemente ha sido el desencadenante del adelantamiento electoral.

Desde diciembre, es el que viene determinando los tiempos del proceso político. El período presidencial de Fernando De la Rúa se interrumpe cuando recién cumplía dos años, por el conflicto desatado por los saqueos, la represión y los cacerolazos. La breve presidencia de Rodríguez Saa finaliza con la calle dominada por la protesta violenta y el Congreso saqueado. Ahora, los incidentes que tuvieron lugar en el 26 de junio en el Gran Buenos Aires, donde murieron dos militantes piqueteros, habría sido un hecho decisivo para precipitar la decisión presidencial.

Es que frente al incremento de la violencia social, un cronograma electoral definido puede servir para generar un horizonte de cambio y descomprimir la tensión que se va acumulando día a día.

También han sido convocadas elecciones internas abiertas y simultáneas en todos los partidos para el mes de diciembre, de acuerdo a la ley recientemente sancionada por el Congreso.

Será la primera experiencia de este tipo y la expectativa está centrada en el Partido Justicialista, que sigue siendo la fuerza política más importante del país.

Con los datos disponibles hoy, es claro que la elección presidencial a comienzos del año próximo, será disputada entre el judicialismo por un lado y una coalición de centro-izquierda por otro que llevaría a Elisa Carrió como candidata presidencial.

Un término del bipartidismo tradicional, la UCR hoy parece haber pedido su caudal electoral propio. Los votantes de los dos partidos de la Alianza, hoy han girado hacia expresiones de centro-izquierda como Elisa Carrió o aún de izquierda como Luis Zamora.

La articulación de las coaliciones electorales, será la clave más relevante del resultado electoral. Si finalmente el PJ presenta un candidato como Carlos Reutemann, capaz de confrontar con Carrió y Zamora en el valor honestidad y además de sumar a los votantes independientes de centro-derecha, aumenta sensiblemente sus posibilidades de ganar.

En cambio, candidaturas como las de Adolfo Rodríguez Saa o Carlos Menem, hoy tienen menores posibilidades de mantener unido al PJ y no suman a los independientes.

A su vez si Carrió y Zamora logran articular una alianza electoral -lo que hoy no parece fácil-, aumentarían a su vez sus posibilidades.

También otros factores pueden incidir en el resultado. Si en los próximos meses la inflación se incrementa, ello no jugaría a favor de Carrió, ya que dicho fenómeno suele moderar a los sectores populares en términos electorales. A su vez, un eventual triunfo de Lula en las elecciones presidenciales de Brasil, seguramente la favorecería, ya que ella se identifica con el candidato brasileño.

El factor clave es el tiempo y muchas cosas pueden cambiar hasta la elección. Pero el conflicto social, como hasta ahora, seguirá determinando los tiempos del proceso político y si la violencia social se incrementa, no puede descartarse un adelantamiento aún mayor.