Las elecciones de Honduras de 2005
Por Carlos Denton
[2 de febrero de 2006]
Desde que Honduras retornó a la democracia en 1982, nunca
hubo una elección presidencial donde los resultados fueran tan cercanos
entre los candidatos de los dos partidos principales de esta nación centroamericana.
La cercanía de la votación entre Manuel "Mel" Zelaya
del Partido Liberal (ganador) y Porfirio "Pepe" Lobo del Partido Nacional,
provocó una crisis en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), cuando Lobo
rechazó el conteo rápido auspiciado por la Organización
de Estados Americanos (OEA) e insistió en contar los resultados de las
mesas.
Aunque el TSE oficialmente es apolítico, la verdad es que el Presidente
de este órgano, Arístides Mejía, fue nombrado por el Partido
Liberal. Cuando Mejía, sin la presencia de los otros magistrados (ambos
nacionalistas) y con base en el conteo rápido y encuestas de boca de
urna de los medios, declaró a Zelaya como el ganador, hubo un rechazo
entre las filas de los miembros del Partido Nacional. Peor todavía estuvo
la situación cuando fue revelado que los funcionarios del TSE estaban
libres el día después de la elección, y que no había
manera de contar las actas de las mesas.
Por más de diez días, el TSE se dedicó a contar las actas
y poco a poco se fue descubriendo que Zelaya había ganado las elecciones
por unos tres puntos de diferencia con su adversario principal -Porfirio Lobo.
El TSE hondureño ha organizado y ejecutado elecciones nacionales a la
satisfacción de los votantes seis veces, y sólo en esta séptima
ocasión es que quedó cuestionada esta institución vital
para la paz y estabilidad electoral del país. En encuestas posteriores,
y más que todo por los problemas con los conteos y la credibilidad del
TSE, un 35 por ciento de los hondureños declararon que las elecciones
de 2005 habían sido fraudulentas.
Estas opiniones fueron exacerbadas por el hecho de que en muchas mesas de votación
el Tribunal no logró situar suficientes fiscales -afortunadamente para
la institucionalidad de Honduras, Lobo no insistió en un conteo de las
papeletas mismas y se basó la declaratoria de Zelaya como ganador en
el conteo de las actas.
El Partido Liberal que llevó Zelaya a la presidencia no logró
captar una mayoría de diputados en el Congreso Nacional, y, como resultado,
tuvo este movimiento que entrar en una negociación con partidos minoritarios
para elegir el directorio de la legislatura. No obstante el hecho de que tendrá
que legislar a través de una coalición, no se esperan grandes
escollos en lo que es la ejecución del programa trazado por el Partido
Liberal y Manuel Zelaya durante la campaña.
El Partido Liberal y el Partido Nacional son dos de las agrupaciones políticas
más antiguas operando en América. Ambos fueron fundados en el
Siglo XIX y en distintos períodos históricos han gobernado el
país. Ambos son fundamentalmente partidos de derecha, aunque el Liberal
demuestra mayor dedicación a la compensación social que el Nacional.
Las promesas de campaña de Manuel Zelaya ilustran el compromiso social
suyo y de su partido político. El presidente hondureño prometió
en campaña que crearía 100 mil empleos nuevos al año (significante
en un país con una población de 7 millones), que eliminaría
el cobro de la matrícula a los estudiantes en escuelas y colegios públicos,
y rebajaría en un dólar el galón el costo del combustible
dentro de 30 días de asumir la presidencia. También trazó
un ambicioso plan social para combatir la pobreza en uno de los países
más pobres del hemisferio, pero las promesas recordadas son las citadas.
El lema de la campaña de Zelaya fue "Urge Mel." El urgía
por los problemas económicos y sociales que agobian al país.
El Presidente Ricardo Maduro del Partido Nacional, dejó a Zelaya una
situación económica bastante más favorable de lo normal.
Logró que el Club de París y otros perdonaran más de la
mitad de la deuda externa. Impuso paquetes de impuestos que producen ingresos
suficientes para financiar programas de construcción de obras y para
facilitar los programas sociales que tanto necesita Honduras.
El 27 de enero se inauguró el gobierno nuevo. Sólo el tiempo
podrá indicar el grado de éxito que tendrá Zelaya y el
Partido Liberal. Lo que sí es definitivo es que se tendrán que
poner de acuerdo todos los partidos hondureños para organizar mejor al
Tribunal Supremo Electoral.
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