Guatemala 2003, más que una fiesta cívica*
Por Silvia Pizarro Araya
27 de Enero de 2004
Tras unas elecciones en segunda ronda, donde la participación
electoral llegó apenas al 47% de las personas inscritas, el 14 de
enero pasado se llevó a cabo el traspaso de poderes en Guatemala,
culminando con éxito un proceso electoral que definitivamente
marcó un cambio en la cultura política de ese país,
tradicionalmente violenta.
El 28 de diciembre del 2003 los candidatos Óscar Berger,
representante de la Gran Alianza Nacional (GANA) y Álvaro Colom, de
la Unión Nacional de la Esperanza (UNE), se disputaron la presidencia
de la República en unos comicios donde nuevamente reinó un
clima de tranquilidad y respeto a los derechos humanos; los ciudadanos
acudieron a los centros de votación en completa calma y emitieron su
voto sin ningún tipo de coerción.
Tal y como sucedió en la primera vuelta, la organización no
gubernamental Acción Ciudadana, dentro del marco del proyecto Mirador
Electoral 20031 , organizó un
conteo rápido de la elección para Presidente y Vicepresidente
a nivel nacional, utilizando para ello una muestra de aproximadamente un 12%
del total de Juntas Receptoras de Votos (JRVs), lo que permitió
contabilizar el voto de aproximadamente 592,200 electores.
Este proyectó contó con la participación de una red de
2,200 voluntarios, quienes debían recopilar, mediante dos formularios
técnicamente diseñados, diversos aspectos cuantitativos y
cualitativos del proceso de apertura, votación, escrutinio e
impugnación de las JRVs.
Los resultados obtenidos mediante el análisis de esos formularios
(98% del formulario 1 y 99% del formulario 2), mostraron que en
relación con los resultados suministrados por oficiales, la
diferencia porcentual en votos validamente emitidos anduvieron alrededor del
1% de diferencia y en cuanto al abstencionismo, la diferencia, con respecto
de los datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE) fue de +2.6%,
demostrándose así el éxito del proceso, mismo que
además puede calificarse como un logro del pueblo de Guatemala, en
tanto que contribuyó a generar un clima de confianza en los
resultados oficiales dados por el Órgano Electoral, lo cual le
permitió a la población vivir nuevamente una fiesta
cívica, sumándose así otro punto más al proceso
de consolidación de su democracia.
No obstante, nuevamente se presentaron problemas con el padrón
electoral. Datos proporcionados por Mirador Electoral 2003, indican que
entre 44.200 y 57.400 personas acudieron a una mesa de votación pero
no pudieron sufragar, ya que aparecieron inscritas como votantes, dado que
en Guatemala, para que la persona pueda aparecer en el padrón de
electores, debe primero ir al municipio más cercano a inscribirse y/o
a actualizar sus datos.
Estos problemas en el padrón, junto con la carencia de un documento
único de identidad, que guarde medidas de seguridad apropiadas para
evitar su falsificación y el que no haya un sistema de registro civil
centralizado, demuestran que todavía existen anomalías muy
serias en el sistema electoral guatemalteco, las cuales pueden y deben
corregirse.
Tomando en cuenta lo anterior, uno de sus principales retos que
tendrá el nuevo gobierno será el efectuar reformas a la Ley
electoral y de Partidos políticos, mediante la cual se pueda
fortalecer el sistema político, pues una verdadera democracia va
más allá de tener una fiesta cívica, donde los comicios
se lleven a cabo en un clima de tranquilidad, sino que se debe poder
garantizar a la población en edad de votar que su documento no
será falsificado o utilizado por otras personas para manipular el
resultado de las elecciones, que su nombre está debidamente
registrado para poder ejercer sin problema su derecho al voto y que
además las personas fallecidas no estarán incluidas en el
padrón electoral
También es tarea prioritaria que se reactive la implementación
de los acuerdos de paz firmados en 1996, que pusieron fin a 36 años
de guerra civil y siguen siendo el único proyecto político de
consenso nacional que continúa teniendo vigencia, pese a haberse ido
desdibujando paulatinamente en la agenda política nacional, al grado
de que la gente se refiere a ellos como "recuerdos de paz".
Queda, además, el reto, por parte de la sociedad civil organizada en
proyectos como "Mirador electoral", de mantener los niveles de
participación de la población y aumentar su capacidad de
acompañamiento en el proceso de formulación de
políticas públicas, lo cual es clave para superar los graves
problemas socioeconómicos que agobian a más del 50% de la
población guatemalteca.
* Politóloga costarricense. Máster en estudios
latinoamericanos por la Universidad de Salamanca, España. Consultora
para el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral
(IDEA).
Iniciativa conformada por organizaciones no gubernamentales guatemaltecas
(Acción Ciudadana (Capítulo Nacional de Transparencia
Internacional), Centro de Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH),
Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (INCEP) y la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Guatemala) con el fin de
aumentar la capacidad de acompañamiento de la sociedad civil en los
procesos electorales, velando porque cumplieran con principios de
inclusión, equidad, competitividad y transparencia.
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